Paola Durante visita la prisión para entregar parte de las ganancias por haber posado para una revista. (El Universal)
A nueve años de su encarcelamiento por el presunto asesinato del conductor de televisión Francisco Stanley, Paola Durante, la ex edecán del programa “Pa’ catelas”, reconoce que su detención la sigue considerando injusta, “desde entonces he tenido una vida muy extrema”, señaló.
De ojos azules, sonrisa nueva en su rostro (por su reciente cirugía) y cuerpo de modelo, Durante Ochoa señala que haber estado en la cárcel, desnudarse para la revista Playboy México y ahora tener listo su primer disco de corte grupero, le ha cambiado la vida.
“Toda evolución me ha ayudado a crecer y ser mejor ser humano. Ahora sé entender a la gente, ya que si uno vive intensamente la vida aprendes algo de todos los momentos de soledad que pasé dentro de la prisión. La gente ha de pensar que mi vida ha sido fácil, pero no, no lo ha sido porque hubo carencias en casa cuando estuve detenida”.
Consciente de que su belleza es una llave mágica que abre todas las puertas, Paola reconoce que hasta el día de hoy Dios le sigue poniendo pruebas; “las que me ponga las voy a pasar. Estoy muy orgullosa de lo que he logrado y debo reconocer que desde que posé desnuda, ese momento marcó mi vida. Creo que di un salto más de lo que pensaba”.
En efecto, la también conductora reconoce que su vida tiene un antes y un después, “lo dejé muy claro en la portada de la revista para caballeros, ya que con ello expresé mi total libertad... soy inocente de todo cargo e incluso hasta el de conciencia por ese asesinato en el que se me involucró indebidamente... pero hay un Dios que finalmente será quien juzgue al culpable”.
Sus expresiones y su facilidad de palabra demuestran que Paola Durante vive hoy en día en total plenitud, “mi cirugía en mi rostro fue por mantener mi salud... pero me he dado cuenta frente al espejo que soy otra Paola... otra en el aspecto que dejé atrás a la niña que se le relacionaba con Francisco Stanley... ahora soy la mujer madura que enfrenta a la vida junto con su hija y su mamá”.
Sin embargo, reconoce abiertamente con esa mirada felina que se le caracteriza, que será difícil quitarle el estigma a la gente sobre su relación en el asesinato de Stanley, “para mí no fue una vergüenza, al contrario, fue una gran injusticia en la que perdí años de mi juventud, de no estar con mi hija... no fue justo que me tomaran como un conejillo en esas investigaciones”, concluyó.