Mantener a los menores alejados de la estufa, productos químicos y otros agentes combustibles es vital para evitar que sean víctimas de quemaduras.
Las quemaduras son situaciones generadas en muchas ocasiones, por accidentes fortuitos, aunque en muchos otros casos se pueden evitar e incluso revertir, extremando las precauciones y cuidados sobre todo con los menores de edad.
Según información de la Secretaría de Salud, hasta la última semana de marzo pasado se tenía registrado un total de 495 casos de quemaduras en toda la entidad federativa, en cuya cifra se ven inmersos todos los grupos de edad principalmente los menores de 14 años, así como los adultos mayores.
Se indicó que las quemaduras son lesiones de la piel, de sus anexos y hasta de los músculos y tendones del organismo, producidas por agentes físicos y químicos en sus diversas formas.
En su mayoría, son originadas por el fuego, los rayos solares, sustancias químicas, líquidos u otros objetos calientes, vapor y electricidad.
Las quemaduras pueden generar desde problemas médicos leves hasta los que ponen en riesgo la vida, de acuerdo con la extensión y la profundidad de la quemadura; los primeros auxilios varían de acuerdo con la severidad de la quemadura, su localización y fuente de lesión.
Las quemaduras se definen como la lesión de los tejidos producida por contacto térmico, químico o físico, que ocasiona destrucción celular, inflamación y pérdida de líquidos a consecuencia de la destrucción de los vasos sanguíneos, de ahí que en la mayoría de las quemaduras, se registre la salida de líquido transparente parecido al agua.
Para valorar las quemaduras leves de las graves, es necesario valorar el grado de daño de los tejidos del cuerpo, con base en lo cual podrá suministrarse el tratamiento y cuidados que el paciente requiere.
Durante la curación espontánea, los tejidos muertos se desprenden en la medida en que la piel nueva comienza a cubrir la zona afectada.
La Secretaría de Salud indicó que entre los principales signos y síntomas que pueden acompañar a las quemaduras destacan el enrojecimiento de la piel, inflamación, pérdida de los vellos de la piel y dolor.
También se registra ardor y en el caso de quemaduras de segundo grado se presentan ampollas, mientras que en las de tercer grado la piel se vuelve blanquecina, carbonizada o ennegrecida; en el caso de quemaduras por exposición prolongada al sol, se puede presentar fatiga y dolor.
Ante la incidencia de casos, la dependencia de salud recomendó a la población extremar los cuidados sobre todo en el caso de los menores de edad, quienes ante cualquier circunstancia deben mantenerse alejados de los objetos y líquidos calientes que pueden provocarles un accidente de esta naturaleza.
Otro caso es el de las personas en edad productiva, quienes también suelen ser los principales afectados por tener contacto con el fuego directo o sustancias químicas, para que utilicen la debida protección y tomen las precauciones necesarias al manejar ese tipo de productos.