En un poco más de año y medio el estado de Durango estará renovando diputados locales, presidentes municipales y lo más importante: al sucesor del gobernador Ismael Hernández Deras.
El dato viene a colación porque esta semana el senador por el mismo estado, de extracción panista, Rodolfo Dorador previno públicamente al alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, que “parara las antenas” por que el titular del Ejecutivo sólo le estaba dando falsas ilusiones si es que en su corazón albergaba la esperanza de hacerse de la candidatura del PRI a la propia gubernatura, ya que el corazón político de Ismael está claramente entregado al presidente municipal de Durango, Jorge Herrera Caldera.
A lo dicho por el senador, Rebollo contestó raudo y veloz diciendo que él solamente tiene en la cabeza servir a su municipio, por motu proprio y por honrar a la memoria de su padre, Don José Rebollo, quien también fungió como alcalde, de quien la sociedad gomezpalatina en general tiene un respetuoso recuerdo, y que el sueño de ser gobernador no estaba por ahora en sus prioridades. Además, abundó el edil, el que un político de otro partido lo considere apto para ser probable candidato del PRI, para él resultaba un halago. Respuesta políticamente correcta, desde los usos priistas.
Nadie puede negar que las intenciones de ser un buen servidor público y respetar el legado que le ha dejado su padre, sean fidedignas, pero tampoco nadie le cree el cuento de que efectivamente no tiene considerado aspirar a ocupar el sitio que Hernández dejará vacante por ley en el 2010. El rollito ése de que está concentrado sólo en el servicio de su presidencia, es simplemente inverosímil y además no tiene absolutamente nada de impropio el suspirar por ascender en el escalafón político.
La única razón verdadera para que Ricardo Rebollo no pretendiera ser gobernador en el siguiente periodo sería que Ismael le hubiera comunicado que él definitivamente no será su elegido. Si ello no ha ocurrido, por supuesto que está en la contienda.
¿Por qué se habrá metido Dorador a hablar de asuntos del partido político de enfrente? La verdad no es tan fácil aclararlo, pero cabe una hipótesis al respecto: en primer lugar, el senador intenta meter ruido para tratar de generar una improbable división en el hegemónico priismo duranguense, porque resulta que él quiere ser el ungido de Acción Nacional para intentar arrebatarle el poder estatal al tricolor.
Es muy probable también que Rodolfo lo único que quiera es tirarle hiel a quien ve que tal vez se encuentra en una situación similar a la de él, y es que el perfil de Ricardo Rebollo es más parecido al del propio Dorador que al alcalde de Durango.
Tanto Dorador como Rebollo son jóvenes, provenientes de cunas más desahogadas de las que procede Herrera Caldera o hasta el mismo señor gobernador, y quizá la declaración de que sólo juegan con las aspiraciones, es llanamente ese reflejo muy humano de embarrar de hiel al semejante, tal como lo ha hecho Rodolfo Dorador en sus comentarios acerca de la sucesión priista.
Por supuesto que queda mucha película por ver y la definición de Ismael cuando decida quién será su sucesor. Ciertamente hay una carrera cerrada por alcanzar la candidatura en el PRI, y además es cierto que los presidentes municipales de las principales ciudades de Durango, la capital y Gómez Palacio, aparecen como punteros.
Es verdad que el gobernador los placea a ambos, y que al final se decidirá por alguno de ellos. En los terrenos de la grilla se dice que el líder del Congreso, Jorge Herrera Delgado, también busca la oportunidad, además de otros nombres, pero necesariamente aparecen atrás en la exposición de los ediles.
A parar las antenas, para estar atentos a los signos que muestren la voluntad del gobernador para su elegido; bien lo dice Dorador, porque el panismo duranguense se parece mucho al de Coahuila: simplemente luce destrozado.
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