¿Triunfarán, una vez más, los especuladores urbanos que lucran con el caos vial o se distinguirá el Gobierno de Marcelo Ebrard de sus predecesores impulsando soluciones integrales a la conflictividad reflejada por la Supervía Poniente?
La urbanización mexicana se ha hecho con parches y tapones. Se construyen unidades habitacionales sin preocuparse por las vías de acceso o salida. Luego hacen un parche que provoca tapones viales seguidos de más de lo mismo. Quien visite Santa Fe se sorprenderá por el lujo y la modernidad, pero se desesperará si quiere entrar o salir. Para sacarlos del aislamiento les construyeron los bellísimos puentes de Los Poetas… que desembocan en un laberinto vial que a su vez conduce a estrechas callejuelas.
En el Gobierno de Marcelo Ebrard se gestó la ocurrencia de hacer la Supervía Poniente, una autopista de paga de seis carrilles que llevará unos 30 mil vehículos diarios de Santa Fe a Luis Cabrera en San Jerónimo con algunas salidas en el camino. Para financiar la costosa obra (400 millones de dólares) la concesionará una empresa privada durante 30 años. Sin negar lo necesario de agilizar el tránsito de vehículos es igualmente prioritario preocuparse por la calidad de vida de las mayorías y por el medio ambiente.
El anuncio de la Supervía enfrentó a comunidades. Los vecinos de Santa Fe ya dijeron que “nosotros no sólo estamos de acuerdo, sino que exigimos que hagan estas obras.” (Reforma, 28 de septiembre del 2008). Los de la Álvaro Obregón y San Jerónimo pensamos diferente. Por vivir desde hace tres décadas en esta zona armo una crónica de parches y tapones que son testigos mudos de la transición.
Cuando Luis Echeverría Álvarez era un joven funcionario de Gobernación puso su casa en San Jerónimo Lídice, un poblado de la Magdalena Contreras una delegación colgada de las faldas de las montañas del sur capitalino. Empresario astuto, Echeverría adquirió una gran cantidad de lotes sobre las cuales se han ido construyendo “desarrollos” que han contribuido al crecimiento desordenado de una zona caracterizada por la estrechez de sus calles. La excepción es Luis Cabrera, una avenida ancha y sinuosa que desemboca en el Periférico.
Echeverría siempre andaba a la carrera y cuando llegó a la Presidencia le hicieron un puente de dos carrilles que permitió cruzar Luis Cabrera para meterse inmediatamente en el Periférico en dirección al Centro de la ciudad. Llegaron los tecnócratas al PRI y el Gobierno y su modernidad se expresó en retoques al desorden urbanístico. Como el acceso a San Jerónimo era cada vez más complicado, y eso frenaba al tráfico y a la construcción de “desarrollos”, al puente le pusieron un ingenioso parche: dividieron los carriles dejando uno en la dirección habitual y el otro sirvió para que quienes venían del Norte pudieran entrar a San Jerónimo.
En México los arreglos provisionales se hacen eternos. La izquierda gobierna la capital desde 1997 y mantuvieron intacto el puente de Luis Cabrera demostrando, así, su apego a tradiciones tan arraigadas como el maltrato al peatón y a los discapacitados. Quien tenga que cruzar caminando ese puente cuenta con un estrechísimo pasillo de 56 centímetros. Obstáculo insalvable para una silla de ruedas o unas muletas y peligrosa aventura para todo aquel que se atreva a utilizar el pasillo.
El puente también se ha convertido en uno de los tapones más emblemáticos de esta parte de la ciudad. Además de ser parada de micros y autobuses es testigo diario de las consecuencias del Segundo Piso, obra ceñera del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que termina e inicia en San Jerónimo. A ciertas horas –que cada año se amplían—la zona se transforma en una pesadilla vial.
De los tres jefes de Gobierno perredistas que ha tenido la capital desde 1997 Marcelo Ebrard es, sin duda alguna, el más eficiente. Es un operador capaz de echar a andar y monitorear centenares de proyectos urbanísticos, ambientales, políticos, científicos… Tantos frentes provocan, de manera natural, retrasos y contrapunteos que abren los resquicios por donde se filtran y florecen las malas ideas, esas que van en detrimento de la calidad de vida o del interés general. La Supervía Poniente es una pésima ocurrencia del programa “Capital en Crecimiento”.
La Asociación Pro Defensa Ecológica y Civil de la Zona Sur Poniente y vecinos de La Magdalena Contreras se han encargado de señalar los errores de la Supervía. Entre otros, tiene un enfoque mercantil más que social, carece de un estudio de impacto ambiental, social y económico en una zona ambientalmente estratégica para la supervivencia de la capital y se ha caracterizado por la falta de transparencia e información. La Supervía no contempla obras que modifiquen el tapón ya creado, a ciertas horas, por el puente de Luis Cabrera. La Supervía es, en suma, un parchezote con el cual quieren tapar otros parches. Incomprensible que así sea porque en otras partes de la ciudad el Gobierno capitalino está empeñado en destrabar los nudos y obstáculos.
Los vecinos proponen en lugar de la Supervía, un proyecto integral y alternativo que mejore la calidad de vida de toda la zona y convierta a la Magdalena Contreras en una delegación piloto modelo. Por el momento hay un impase en esta guerra de tapones que enfrenta Santa Fe contra Álvaro Obregón y San Jerónimo. Tal vez tengan que posponer el proyecto ante los nubarrones financieros. Por ahora el Gobierno negocia con los vecinos las prisas con las cuales querían entregar a la empresa privada una mina de oro que ignoraba el bienestar general. Con ese menosprecio por el peatón y la calidad de vida el PRD imita al PRI y al PAN en lugar de ser una alternativa. Si la izquierda pierde elecciones es porque no demuestra ser diferente. Con la Supervía Poniente se empecina en gobernar con la anticuada y nociva fórmula del parche y el tapón.
LA MISCELÁNEA
Se democratiza el conocimiento sobre nuestra seguridad nacional. Sabemos que el Gobierno hace constantemente encuestas sobre ese tema que no publica. La empresa Sistemas de Inteligencia en Mercado y Opinión (Simo) levantó en septiembre una Encuesta Nacional en Vivienda sobre Seguridad Nacional. Para interpretarla y difundirla contó con el respaldo del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede). Los interesados en este tema pueden consultarla en las siguientes páginas: www.simomexico.com y www.seguridadcondemocracia.org
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