Hace 14 años, en 1994, durante el trienio de Mariano López Mercado, el Ayuntamiento decidió concesionar el servicio de limpieza del Municipio de Torreón. Los argumentos principales para llevar a cabo tal privatización fueron, por una parte, la mejora del servicio y, por la otra, la disminución de los costos para el Gobierno local. En medio de un polémico proceso, la empresa regiomontana Promotora Ambiental S. A. (PASA) obtuvo la concesión y firmó un contrato que desde un principio se tachó de inequitativo y completamente favorable a la compañía. La semana pasada, el Cabildo decidió renovarle la concesión a PASA con la condición de elaborar un nuevo contrato que sea más equilibrado y en donde las ventajas sean tanto para la empresa como para el Ayuntamiento. Pero la realidad es que, al igual que hace 14 años, en este nuevo proceso ha habido descuido de las autoridades, quienes una vez más han dejado de lado la opinión del ciudadano. Además, la reciente decisión contrasta con la postura asumida meses antes y días después de que iniciara oficialmente el procedimiento para la renovación de la concesión del servicio de limpieza.
En aquel entonces, ediles y funcionarios de primer nivel de la Administración de José Ángel Pérez manifestaron su inconformidad con los términos del contrato actual y lanzaron ácidas críticas a la forma de operar de la empresa. El 5 de noviembre de 2006, el primer regidor Pedro Ávila cuestionó el hecho de que PASA cobre al Ayuntamiento de Torreón más que en otras ciudades, como es el caso de Monterrey, en donde la cuota es de 269 pesos por tonelada de basura recolectada, mientras que aquí es de 280 pesos. Además, Ávila expresó que con el contrato firmado en 1994 “se dejó en desventaja total a 5 administraciones municipales y en sujeción a miles de ciudadanos que cada año pagan tarifas más altas”.
Pero el tesorero Enrique Sada fue más severo que el regidor, cuando un día después declaró que “la concesión ha resultado un fracaso”, ya que, explicó, el Municipio paga a la empresa más de 7 millones de pesos al mes, de los cuales sólo recupera 2 millones con los pagos que realizan los usuarios a través del recibo de agua potable. No obstante, según el funcionario, “ni aunque pagaran por el servicio de limpieza la totalidad de los usuarios de Simas, se alcanzaría a cubrir el déficit con que se opera actualmente”. Por otra parte, el tesorero reconoció entonces que, a pesar de que PASA tenía 5 meses sin pagar al Ayuntamiento lo correspondiente a su utilidad por el material reciclado, no se le podía cancelar la concesión porque el contrato, dijo, “tiene muchos candados”.
También por aquellos últimos días de 2006 se habló de la realización de un estudio integral del servicio para que el Cabildo pudiera tener bases para tomar una mejor decisión a la hora que la empresa solicitara la renovación de la concesión. Dicho estudio, se comentó, estaría listo en dos meses, pero es fecha que nadie sabe cuáles fueron los resultados, en caso de que en verdad se haya llevado a cabo.
PASA presentó en agosto de 2007 su solicitud de renovación, conforme a los tiempos establecidos en el contrato vigente, con lo cual inició oficialmente el proceso. En seis meses, a partir de entonces, el Ayuntamiento debía decidir si aceptaba la solicitud de la empresa o licitaba. Mientras tanto, las críticas contra PASA continuaron. El 29 de noviembre de 2007, la comisión de Servicios Públicos del Cabildo elaboró un dictamen en el que se recomendaba al Ayuntamiento rechazar la solicitud presentada por la compañía y lanzar una licitación pública para conocer otras propuestas. El argumento de los regidores de la comisión fue que había “reportes” de que la concesionaria no proporcionaba el servicio de limpieza de manera eficiente. Ante las críticas, PASA comenzó a hacer “méritos” para ganarse la confianza de los regidores presentando proyectos, renovando parte de su parque vehicular, donando botes de basura para la ciudad y ofreciendo apoyos financieros a la Presidencia Municipal.
Llegó el día fijado para tomar la decisión, 9 de febrero de 2008, pero los ediles alegaron que la información de la solicitud les había llegado demasiado tarde y que no habían alcanzado a analizarla, por lo que el Cabildo acordó establecer una prórroga de dos meses. Lo curioso es que durante todo ese tiempo nadie sabe qué estudio o análisis hicieron los regidores. Lo cierto es que todas las críticas lanzadas en un principio quedaron en el olvido y “al cuarto para las 12” apareció un estudio elaborado por un grupo de personas del Colegio de México, en el cual, a grandes rasgos, se recomienda al Ayuntamiento continuar con PASA.
En la sesión de Cabildo del 9 de abril se tomó el acuerdo de renovarle la concesión del servicio de limpieza a la empresa, pero con la condición de elaborar un nuevo contrato, en donde se establezcan tarifas más bajas, la ampliación de la cobertura y el cumplimiento de las normas ambientales. Debido a que el Municipio aún no sabe a detalle qué pedirle a PASA, dio un nuevo plazo de 30 días para negociar, además de que inició la búsqueda de algún despacho que le asesore.
Los argumentos de que PASA cuenta ya con toda la infraestructura para ofrecer el servicio y que ha mostrado interés por mejorar su desempeño —mal haría si no, pues es su jugoso negocio—, pueden ser válidos, pero lo más importante debe ser la opinión de la ciudadanía, quien es la que, a fin de cuentas, recibe el servicio y paga por él. Pero es precisamente esa opinión la que menos han tomado en cuenta las autoridades. De la misma manera que hace 14 años, la forma de proceder de los funcionarios del Ayuntamiento de Torreón ha dejado mucho qué desear en este asunto de la concesión de limpieza.
Correo electrónico:
argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx