No todo es alegría en Navidad para algunas personas, sobre todo, para quienes tienen a un ser querido en los hospitales.
En Navidad, no para todos es fecha de felicidad. Sobre todo para quienes en las festividades decembrinas enfrentan pruebas muy difíciles al quebrantarse la salud de los padres y familiares muy cercanos. Son ellos los que se olvidaron de la cena y de la tibieza del hogar para acompañar a sus enfermos.
Nada más hace falta visitar las instituciones médicas para corroborar que en la celebración de la Navidad y el Año Nuevo también hay preocupación y angustia, porque hay gente que cuidó a sus pacientes y no pudo disfrutar de fiestas y de abrazos de felicitación como la mayoría.
En el Hospital General de esta ciudad, no se detiene la actividad pese a las posadas y buenos deseos. Al contrario, ahí el ritmo de trabajo se vuelve más intenso.
Las personas con rostros de aflicción caminan por los pasillos, y se acomodan en las butacas de la sala de espera para “relajar” un poco sus nervios. Ellos no pensaron en el recalentado de la cena de Nochebuena y mucho menos en abrir los regalos de Navidad. Sólo esperan con ansiedad alguna mejora de aquellos que aman y están internados.
Pero además del sufrimiento que genera la posibilidad de perder a un allegado, hay varios obstáculos que se unen a la desgracia. Lo económico por ejemplo, como el caso de Antonia Zavala Ríos, quien cuida a su padre, un anciano de 80 años con enfisema pulmonar, mismo que por su edad y otras complicaciones no tiene muchas esperanzas de vida.
“Además del dolor de perderlo, el problema será el dinero para lo que viene...”, la voz se le quebró por el hecho de pensar que su progenitor pudiera dejar de existir y por el asunto del recurso para los gastos funerarios, pues son personas muy humildes del ejido El Barrial.
Quien también vio interrumpida la celebración de la Nochebuena y Navidad fue Hortensia Lara Trejo, pues su hija de 15 años de nombre Adriana, sufrió un accidente y su brazo se fracturó, pero requiere de una operación.
La madre de familia se niega a abandonar el lugar. En el Hospital ha dormido las últimas dos noches y para ella la Navidad será muy triste, “porque no estaré con mi esposo y mis otros hijos junto a ellos, pues aquí tengo el pendiente de esta muchachita”.
Por su parte, Juana Segovia Gracia espera en el área de urgencias mientras puede pasar a ver a su bebé de tan sólo 45 días de nacido. Platica que el martes pasado, el pequeño se puso morado en su lugar de residencia, un poblado cercano a Guadalupe Victoria y después de 40 minutos de viaje en una ambulancia, llegó al Hospital General.
“Aquí pasaré la Navidad y me da mucha tristeza que el niño no esté bien... mi señor trabaja y no puede estar conmigo y tampoco el resto de mis familiares, así que me la pasaré sola con mi pequeño en este lugar...”, expresó con tristeza.