Pasele jefe, ¿lo boleamos?
EL SIGLO DE DURANGO
VICENTE GUERRERO, DGO.- Armando Rodarte Guerra, de 36 años, es feliz con su ingreso como bolero en la Plaza Principal de esta ciudad; no envidia a los ricos ni mucho menos a los políticos que resultan ser los más miserables, algunos se van sin pagar
De una actitud humilde, pero siempre mostrando su felicidad a través de su risa, Armando es un bolero biligue, sabe inglés, gracias a su estancia en aquél país donde estuvo algunos años trabajando y seguramente quedó influenciado por su manera de vestir como cholo y otros modismo no propios de este pueblo.
¿Toda tu vida has sido bolero?
No, me he dedicado a otas chambas tan en Estados Unidos como en este terruño querido.
¿Por qué te gustó el oficio de lustrador de zapatos?
Me gusta mucho lo que hago, me siento contento, me agrada ver a la gente de Vicente Guerrero aseada de sus zapatos; mi trabajo es como cualquier otro, no me siento menos que nadie.
¿Cuántos años tienen dedicado a este oficio?
Llevo ya ocho años ganandome la vida lustrando calzado en este puesto de bolero, donde disfruto del ambiente.
¿Tu relación con la gente y clientes?
Es de respeto, sin perder la alegría ni la vacilada con los clientes y amigos, aquí vienen de todo, obreros , campesinos, funcionarios, estudiantes, políticos y turistas, algunos americanos a quienes puedo entender bien, se hablar inglés.
¿Ganas bien para sostener a tu familia?
Claro, pero soy soltero, con mi ingreso vivo bien, me alimento y pisteo, estoy satisfecho, pero no les digo cuánto gano porque luego todos van a querer ser boleros y eso que vamos al 50 por ciento de las ganancias con el dueño del puesto.
¿Quiénes son los más espléndidos, tratándose de las propinas?
Los tránsitos son buenos cuates, dan propina, también los políticos, pero hay algunos que son miserables, hasta se van sin pagar, como si la gente estuviera obligada a mantenerlos en todo.
¿Cómo convences o motivas a la gente a subirse al banquillo para bolearse?
No tengo un metodo especial, con gusto, alegría les digo “pasele jefe, ¿lo boleamos?”, es fácil, no hay mucho que decir.
En la Plaza de Armas como en varias partes de la ciudad Armando es muy conocido por su manera de vestir, de expresarse, por su caráter alegre y vacilador con los clientes, además de ser el único bolero que entiende a la perfección a los gabachos, se despide del reportero a su estilo, hay te veo.
