Estiman analistas que con la crisis financiera miles de migrantes regresarán a México.
San Diego, EU.- Los inmigrantes en Estados Unidos enfrentan una doble crisis, la financiera y la emocional, ya que llegaron a este país en busca de una mejor vida y ahora se ven disminuidos sin trabajo y sin recursos para ayudar a la familia.
Es el caso de Norberto, un mexicano originario de Oaxaca, para quien la crisis financiera ‘se veía venir, pero no tan difícil. Ahora ni paí dónde hacerse”.
El mexicano trabajaba en un invernadero en el fronterizo condado de San Diego en California.
“Primero fue que nos dieron menos horas de trabajo en (la cosecha de) el aguacate, porque había poco que levantar y nos venimos al invernadero, pero ahí está igual; no hay trabajo porque la gente comenzó a dejar de comprar”, dijo.
Norberto enviaba a su familia en Oaxaca cada mes a finales de 2006 “entre 200 y 240 dólares”, que era suficiente para alimentación y gastos inesperados, como medicamentos.
Pero, ahora “ya les mandé a decir que me ayuden guardando lo que puedan, no malgastando nada, porque está faltando el trabajo acá (en Estados Unidos), está mal pagado y son poquitas horas’.
El dinero ‘no alcanza, me pensaba mover (mudar) a otro estado, pero va a estar igual donde quiera”, lamentó.
Norberto tiene residencia legal permanente y es parte del 7.0 por ciento del desempleo en California, índice que se espera arribe a 7.4 para finales de 2008 y que continúe en aumento por lo menos los dos primeros trimestres de 2009, según la Universidad de California.
“Estamos hablando de California, donde puede haber trabajo. Otros estados pueden estar peor, todo, dicen que por la crisis que va a durar”, comentó Norberto.
Justin, un egresado de diseño gráfico en San Diego, relató que luego de graduarse en 2006, se asoció con dos conocidos para crear un pequeño estudio, pero el mercado estaba muy competido y tenía que lidiar con la falta de currículum profesional para competir.
“Personalmente estuve
ofreciendo mis servicios, tengo un buen equipo de fotografía, edición, varias computadoras, sonidos, programas, pero luego de algunos meses sólo había conseguido dos órdenes de trabajo”, dijo.
La crisis lo hizo abandonar no sólo sus sueños, sino el departamento que pagaba con ingresos como mesero, regresar a la casa de su padre donde algunas veces aporta algo de dinero para el pago mensual de la hipoteca y volver a trabajar en un resturante.
‘Hace dos semanas que llega muy poca gente (al restaurante). La que llega no deja propinas fácilmente o pide un menú que no es muy caro y eso deja menos propinas’, lamentó.
‘La verdad, ya no se qué hacer. Mi padre dice que no me preocupe, pero siento que no es de su agrado que yo esté con él, también uso su auto”, agregó.
Amparo López, madre de familia, narró que ahora trata de habituar a su familia a ‘una dieta más bien de contingencia’.
Voy al supermercado “con mis cupones (que aparecen en los periódicos dominicales) para ahorrar centavos en la sopa, centavos en los cereales, centavos en el pan, íuuffí, en lo que se pueda; la situación no está para menos”, dijo.
Amparo acostumbraba a pasear con sus hijos en el Parque Balboa de San Diego, en el embarcadero, a veces iban al cine; se paseaban en fines de semana ocasionalmente por el estado mexicano de Baja California, pero ahora nada de eso puede hacer.
“La pura verdad es que es penoso. Estamos viviendo para rescatar un condominio que estamos comprando, pero nos está consumiendo mucho dinero, muchos recursos, ya vamos nada más a los parquecitos cercanos, a veces rentamos películas”, comentó.