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Pelele de AMLO

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Tarde o temprano nuestro movimiento va a triunfar”.

Andrés Manuel López Obrador

Nadie podrá acusar nunca a Andrés Manuel López Obrador de no tener un agudo sentido de la política. Con la reforma electoral ha logrado virtualmente todo lo que quería, y sin pagar ningún costo político.

El PRD se benefició ampliamente durante años de su decisión de no apoyar la conformación del Instituto Federal Electoral que surgió en 2003. El partido se negó a llegar a un acuerdo con el PRI y el PAN para la conformación del nuevo Consejo General y dejó que diputados priistas y panistas votaran solos por los nuevos consejeros. Con esto se colocó un as bajo la manga para las elecciones presidenciales de 2006. Si ganaba la elección podía decir que lo había logrado a pesar de que el Consejo General estaba compuesto de priistas y panistas. Si perdía, tenía ya la prueba de que desde 2003 se había fraguado un complot en su contra.

Cuando el PRI planteó la necesidad de una reforma electoral en 2007 como parte de su propuesta de reforma del Estado, el PRD exigió la destitución de todos los consejeros del IFE como pago por su participación en la negociación. Su propósito era castigar a los consejeros del IFE por sus decisiones durante el proceso electoral de 2006 que los perredistas consideran ilegítimo. El PAN se negó en un principio, ya que esta medida implicaba aceptar la ilegitimidad del triunfo de Felipe Calderón en la elección presidencial de 2006; pero al final, y al parecer tras la intervención del propio presidente Calderón, que necesitaba la reforma Electoral como pieza de cambio para que el PRI aceptara su reforma Fiscal, los panistas accedieron a la destitución de los consejeros, aun cuando obtuvieron que los despidos fueran escalonados.

Uno de los principales argumentos que adujo el PRI y el PAN para darle ésta y otras concesiones al PRD es que era necesario contar con el respaldo de los perredistas para el IFE con el fin de mantener la confianza en la institución y en los procesos electorales. Por un momento pareció que eso se había logrado. El PRD votó de manera unánime por las enmiendas constitucionales de la reforma Electoral en la Cámara de Diputados, en el Senado y en los congresos locales.

Andrés Manuel López Obrador no se “acordó” que estaba en desacuerdo con la reforma Electoral en ese momento. Así permitió que los legisladores de su partido aprobaran los cambios constitucionales que destituían a los consejeros del IFE, convertidos en símbolos del supuesto fraude electoral de 2006. El PRD obtenía también otros puntos importantes. La creación de un monopolio para la contratación de anuncios políticos en el IFE, por ejemplo, favorecía al PRD porque este partido puede obtener menores apoyos privados que el PRI o el PAN.

Una vez que las enmiendas constitucionales fueron publicadas, y se consumó la amenaza de destitución de los consejeros del IFE, López Obrador se acordó que no le gustaba la nueva ley. Ordenó así a sus legisladores que votaran en contra del nuevo Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el Cofipe. Ya no hubo oportunidad que lo hicieran sus senadores, pues la orden llegó dos días antes de la votación y obedecerla habría puesto en evidencia su sometimiento a López Obrador. Pero sí aceptó la instrucción un número nutrido de diputados perredistas.

Los legisladores del PRD ya no se atrevieron a seguir desobedeciendo a López Obrador en el siguiente paso: la selección de los nuevos consejeros del IFE. Así como hicieron en 2003, los legisladores perredistas impusieron una condición inamovible: si Genaro Góngora, a quien ven como favorable a ellos, no era nombrado presidente del nuevo IFE, no habría ningún acuerdo para la conformación del instituto. El ultimátum no era, por supuesto, aceptable para el PAN y el PRI, que constituyen dos terceras partes de la Cámara de Diputados. Por eso se postergó la decisión hasta febrero y es muy probable que en su momento sólo el PRI y el PAN aprueben a los consejeros del IFE. López Obrador tendrá nuevamente la excusa de que cualquier derrota será obra de un IFE contrario a sus intereses.

¿Me pregunto cómo cayó el presidente Calderón en esta maniobra? ¿De verdad pensó que López Obrador aceptaría las nuevas reglas del juego una vez que obtuviera la destitución del IFE? Hoy el presidente, que no tengo duda persuadió al PAN a aceptar las condiciones del PRD, ha tenido que pagar el costo político de la destitución de los consejeros del IFE, con lo que esto implica de ilegitimidad en su propia elección, y de promulgación de una reforma Electoral impopular e injusta. Y o ha hecho sin lograr al final el compromiso del PRD y de López Obrador con la reforma.

Es evidente que López Obrador no piensa que Felipe Calderón es un simple pelele de Vicente Fox. La independencia del presidente ante su predecesor es innegable. Pero sí se ha dado cuenta de que puede ser un pelele del propio López Obrador.

NO CIRCULA

Imponer el hoy no circula sabatino en la Ciudad de México, incluso a autos nuevos y a vehículos híbridos, no es una medida ecológica: es un castigo a quienes tienen automóvil. Pero el castigo debería aplicarse más bien a los gobernantes de la ciudad por no haber podido crear un sistema de transporte público eficiente.

Página de Internet: www.sergiosarmiento.com

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