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Pequeñas especies / DON GATO

M.V.Z. Francisco Núñez González

Qué increíble es el mundo de las mascotas, en ocasiones creo haber visto de todo en la práctica veterinaria y no dejo de maravillarme una y otra vez con el comportamiento animal.

“Don Gato” es un minino joven de color gris con blanco, pícaro y soberbio, un enorme ejemplar felino, como la mayoría de su especie, trotamundos, enamorado y constantemente se desaparece por varios días, regresa cuando el hambre llega a su cúspide o cuando requiere de alguna curación o cirugía por culpa de algún pleito de “faldas”, en ocasiones regresa cuando las heridas se infectan o son muy graves o cuando de plano arde en calentura. Es un minino dócil cuando está enfermo, se deja hacer cuanto sea necesario, en cambio cuando se encuentra sano, nadie lo puede atrapar para aplicarle sus vacunas, solamente lo puede controlar su dueño Alex, un pequeñín de tres años, de la misma edad que “Don Gato”, de hecho solamente se llevan algunos días de diferencia de edades.

La última vez que visitó la clínica “Don Gato”, traía una herida en la parte baja del cuello de unos seis centímetros de largo, que solamente él podrá saber la historia de sus batallas, venía acompañado del pequeño Alex y su mamá, también aproveché para revisar la herida de la operación anterior en una de sus patas delanteras, una vez más era candidato para otra cirugía. Al día siguiente cuando se dio de alta, al ver la manera en que Alex cargaba y restregaba a “Don Gato” junto a su cara, con un exceso de confianza y de manera brusca sin alguna intención de lastimar a su mascota, me di cuenta del enorme entendimiento y cariño que se tenía el uno al otro.

Los gatos no se dejan manipular de esa forma con un adulto, solamente toleran a los niños siempre y cuando sean sus dueños. Al darse cuenta la mamá de Alex de mi asombro, de la paciencia y la ternura de un gato rudo hacia su amo, me dijo que ésa era la razón por la cual seguían conservando a “Don Gato”, pues les ocasionaba gastos extras y no podían darse el lujo de hacerlos en ese momento, de hecho entendía la situación y los consideraba en mis honorarios. El pequeño Alex aún se veía convaleciente de una enfermedad de origen respiratorio que había padecido algunos días atrás. La madre de Alex me comentaba que su hijo había estado muy enfermo, duró en cama varios días con bastante fiebre y tos, y que solamente hubo un solo individuo que estuvo al lado del niño tres días sin comer y sin dormir, sin despegarse de su cama día y noche, sí... el inseparable “Don Gato”.

Cuando el pequeño Alex empezó a reaccionar, lo primero que vio fue a su querida mascota dándole un gusto enorme, fue entonces cuando “Don Gato” probó bocado y salió a sus acostumbrados paseos.

Qué increíble es el instinto animal, o tal vez le llamaríamos inteligencia, pues jamás se había comportado la mascota de manera parecida, ¿cómo supo la gravedad de la enfermedad de Alex? ¿Por qué duró tanto a su lado, sin comer ni dormir? Y hasta parecía sonreír “Don Gato” al ver reaccionar a su pequeño amo, como diciendo... ¡Yo ya cumplí con mi deber, ahora les toca a ustedes hacer el resto!

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