Me encontraba en el consultorio cuando recibí una llamada del extranjero, me preguntaban si contaba con el servicio de pensión para mascotas, al afirmarles me dieron una dirección para que pasara por “Bambina”, la casa se encontraba sola, me puse de acuerdo y a determinada hora iría una persona para entregarme la mascota. Así fue como conocí a quien sería mi paciente de toda la vida.
Se trataba de una perrita de la raza poodle gigante, de unos veinte kilogramos de peso de color gris oscuro, en aquel entonces contaba con dos años de edad, (acaba de cumplir en el presente mes doce años), recuerdo que se encontraba en la sala de la casa y al verme empezó a gruñir como toda gran guardiana de su territorio, le pedí a la señora que le pusiera el collar ya que la conocía, me contestó muy nerviosa que jamás había tratado con perros, así que con mucho miedo le colocó el collar y quién iba a decir que ése fue el inicio de una magnífica amistad entre “Bambina” y su veterinario.
Seguido visita la clínica “Bambina” para vacunas, estética, consultas y pensión, precisamente hasta un mes le hemos llegado a tener de huésped en la clínica mientras su querida dueña y su hija tenían que ausentarse de la ciudad. Es una perrita que todo veterinario le agradaría tener como paciente, de lo más cariñosa y alegre, muy buena para comer, otras mascotas que llegan a pensión por lo regular dejan de comer los primeros días, pero “Bambina” tal parece que le sentaban muy bien las “vacaciones” en la clínica, al verla su dueña cuando regresaba siempre decía que estaba más “repuestita”, la tenía muy consentida, por recomendaciones de su dueña a determinada hora le teníamos que dar un plato de hojuelas de maíz, mientras que a otra hora una sopa instantánea, claro aparte de sus croquetas, en ocasiones omitíamos los antojos con toda intención ya que contaba con algo de sobrepeso, espero que su dueña no se vaya a molestar en caso de que llegue a leer este artículo.
Tengo treinta años en este oficio, y jamás he escuchado algún cliente a excepción de la dueña de “Bambina” dirigirse hacia su adorada mascota con palabras tan cariñosas y frases tan espontáneas y llenas de ternura, que con la algarabía y naturalidad que las pronuncia, realmente se nota que la adora, podría decir hasta “maternales”, sobre todo cuando la deja de ver por algún tiempo y pasa por ella al consultorio.
Se ha creado un triángulo de celos por el cariño de “Bambina”, cuando la llevan al consultorio y la recibo personalmente, le da un gran gusto que empieza a contornear su voluminoso cuerpo como si se tratase de un cachorrito y su dueña en broma me dice que se pone muy celosa cuando su mascota me dedica tales aspavientos que a ella no le hace, en realidad los veterinarios no somos muy del agrado de las pacientes, por lo regular la mayoría llega temblando y con un semblante como si llegasen a un centro de tortura. Cuando nos dejan a “Bambina” aunque sea para un simple baño, nos lleva shampoo y enjuague especial y la señora hace las mismas recomendaciones de siempre a su hija para que nos las haga saber, dirigiéndose a ella desde el automóvil, y la respuesta por lo regular de la hija en broma es algo parecido a “ojalá y así me atendieras”, no existe día en que las dos no discutan bromeando por todos los cuidados que le dan a su mascota, la hija contará con veintitantos años de edad y algunos doce años de celos hacia “Bambina”.
Es tanto el cariño hacia las mascotas que se hacen acciones que son difíciles de realizar cuando posteriormente se analizan con toda calma. En una ocasión se salió “Bambina” a la calle sin su correa, y como viven frente a una avenida de gran tráfico, su dueña tal y como se encontraba vestida se paró a media calle y detuvo a todos los automóviles como si se tratase de un agente de vialidad, arriesgando su vida por la de su mascota.
Cómo da vueltas la vida, precisamente hace unos días, su dueña llevó a “Bambina” a baño, por cierto por primera vez no hubo discusión debido a que su hija se encontraba fuera de la ciudad, y después de dirigirle las dulces palabras de siempre al recogerla, nos contó que se encontraba muy contenta, pues “Bambina” le había salvado la vida en días pasados; resulta que la señora padece de diabetes y presión alta y se encontraba acostada semi inconsciente, y de no ser por “Bambina” que se dio cuenta que le sucedía algo anormal a su ama, le empezó a lamer la mano para despertarla hasta que lo logró, posteriormente presentó algunos accesos de vómito, que de no haber sido por su mascota pudo haber broncoaspirado, estando ya en el hospital, le dijo el doctor que estuvo a punto de padecer un derrame cerebral de no haber sido por su mascota que la despertó a tiempo y ser atendida.
Lo que no deja de maravillarme, es que “Bambina” debido a su avanzada edad padece de cataratas y se encuentra completamente ciega.
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