Los sentidos del gato son increíbles, su vida como cazador le ha dotado de una capacidad sensorial realmente extraordinaria. El gato es una máquina precisa, donde todos y cada unos de sus sentidos se interrelacionan, logrando que esta especie sea muy superior a los otros animales domésticos en relación a sus sentidos.
VISTA. Tener los ojos delante de la cara hace que ambos campos de visión se solapen, esto les permite calcular las distancias con precisión. Sus ojos son más salientes que los nuestros, por lo que su campo de visión es más amplio y disfrutan de una mayor visión periférica, sólo necesitan de una sexta parte de luz que requieren los humanos para ver en la oscuridad, sus pupilas pueden dilatarse hasta ocupar el noventa por ciento de la superficie del ojo.
TACTO. La zona más sensible que posee el gato son sus bigotes, son móviles y con ellos perciben la más mínima presión o corriente de aire, tienen tal sensibilidad que son capaces de capturar cualquier desplazamiento dos mil veces menor al grosor de un cabello humano, la movilidad de sus bigotes te permite conocer su estado de ánimo. Si están perpendiculares a la cara, es que están tranquilos, de buen humor o indiferente. Totalmente extendidos significa que están en tensión, si por el contrario están hacia atrás, quiere decir que sienten desconfianza, otros receptores táctiles se encuentran en la piel de las almohadillas plantares, por eso adelantan la pata para reconocer los objetos.
OLFATO Y GUSTO. La superficie de la mucosa olfativa es muy superior a la nuestra, su olfato está relacionado con el gusto, es muy importante ya que le ayuda tanto a la caza como en su vida sexual, en su lengua posee más de cuarenta mil papilas gustativas, distinguen sabores ácidos, amargos y salados, pero no los dulces, de ahí que no muestren gran atención por estos alimentos.
OÍDO. Este sentido está muy desarrollado en el gato, sus orejas tienen una movilidad de ciento ochenta grados, pueden hacerlas girar hacia los lados o hacia atrás, actuando como antenas a las que dirige hacia la fuente del ruido. Registra dos octavas más alto que nuestro oído, y puede seguir oyendo aunque esté dormido, es tal su sentido de audición que es capaz de “oír lo inaudible”.
A parte de los cinco sentidos que todos poseemos el gato ha desarrollado otras capacidades sensoriales de las que todavía nos queda mucho por conocer.
SENTIDO DEL EQUILIBRIO. Todos conocemos la capacidad de los gatos para trepar, andar por los bordes de las ventanas o pasearse por sitios imposibles, el órgano del equilibrio se encuentra en el oído interno, estas células ciliadas detectan cualquier cambio de dirección y velocidad, lo que les permite compensar y modificar la postura de su cuerpo, aunado con la flexibilidad de su esqueleto y la elasticidad de sus músculos.
SENTIDO DE ORIENTACIÓN. Aunque no todos lo logran, se ha comprobado científicamente que los gatos son capaces de encontrar el camino a casa, es muy posible que puedan captar los campos electromagnéticos de la tierra, actuando como una especie de brújula.
SENTIDO CLIMÁTICO. El gato es muy sensible a los cambios meteorológicos, que influyen en su estado de ánimo produciéndole nerviosismo, depresión, somnolencia o agresividad. El gato predice las tormentas y antes de la llegada de un aguacero habrá buscado un lugar confortable para protegerse.
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