Don Eduardo L. Arellano, Presidente Municipal de Torreón, Coah., sustituto del dos de septiembre al 31 de diciembre de 1920.
Como hemos visto en los últimos artículos, no había estabilidad por los cambios en la política y las acciones armadas que no permitían la estabilidad de las autoridades locales. Así fue como para terminar el periodo de 1919-1920, la Legislatura del Estado designó sustituto a don Eduardo L. Arellano, quien tomó posesión de la Presidencia Municipal el día tres de septiembre al 31 de diciembre de 1920. Don Eduardo formaba parte de las fuerzas vivas de la ciudad desde 1916 en que se fundó la Cámara Nacional de Comercio de la Comarca Lagunera, justamente con don Alfredo Padilla, don José Juárez, don Pablo Vázquez, don Adolfo Salinas, don Indalecio Silva, don Ernesto Bredeé, don Othón Wigand, don Luis Espejo, don Marcelino Horgado, don José de la Mora y don Ramiro Galván.
Con referencia a los hechos de esos turbulentos días, don Eduardo Guerra en su documentada “Historia de Torreón” nos dice, en parte, lo que sigue:
“Los cuatro meses de administración del señor Arellano, fueron benéficos a los intereses de la ciudad, mostrando este funcionario método organizador y carácter progresista. En las finanzas municipales hubo un inteligente y hábil manejo, consiguiéndose una economía de cerca de treinta mil pesos (de aquéllos que valían) en los egresos, no obstante que se hicieron superiores erogaciones forzosas en algunas partidas del presupuesto; por ejemplo, en instrucción pública de ochocientos pesos para reparación y drenaje de las escuelas Centenario y Luis A. Beauregard, se aumentó el gasto de mil ciento un pesos, dándoseles más completa y sana; en la partida de limpieza, se hizo también un aumento en mil pesos, aumentándose el número de regaderas y de limpieza. En mejoras materiales se invirtieron 14 mil 112 pesos, empleados en la obra de construcción del Palacio Municipal. La administración del señor Arellano, recibió la tesorería con una deuda de 41 mil 782 pesos con 94 centavos.
“El informe de su gestión lo terminaba el señor Arellano con las siguientes expresiones: he tenido especial cuidado de cultivar las más cordiales relaciones con las autoridades militares, prestó siempre en cada caso, el C. General de División don Juan Andrew Almazán, jefe en las operaciones en la Región Lagunera, consignando con positiva satisfacción, que debido a las disposiciones de cuartel general, los jefes, oficiales y tropa, han sido siempre respetuosas con las autoridades civiles, acatando sus disposiciones la parte que les concierne, estableciendo así una perfecta armonía entre las autoridades civiles y militares. Así terminó este interinato de don Eduardo L. Arellano, dejando una buena imagen de acuerdo con los momentos difíciles que vivía el Municipio”. (Mi libro Cien Años de Presidentes Municipales en Torreón, Coah., 1893-1993, Edic. 1993, Pág. 110).