EL PROFR. DON PABLO C. MORENO VIVERO Y PACO FERNÁNDEZ TORRES,
FUERON DOS PILARES DE LA CULTURA LAGUNERA
Pablo C. Moreno Vivero nació en Santa Rosa, N. L., y siendo niño, lo trajeron sus padres a la Región Lagunera. Fue hijo de don Diógenes B. Moreno y de su esposa doña Ana Vivero de Moreno.
En Torreón realizó sus estudios hasta recibirse de Contador Privado, trabajando en la Tesorería Municipal de contador durante nueve años.
Desde 1922, se inició como periodista hasta llegar a ser, a lo largo de los años, el primer Cronista de la Ciudad de Torreón, apareciendo sus artículos en El Siglo de Torreón. En 1937, profundamente enamorado, contrajo nupcias con la guapa señorita doña Magdalena Medina Castañeda con la que procreó una bella familia.
Desde 1946, cuando yo era empleado de la Oficina Federal de Hacienda de Torreón, empezamos una buena amistad que duraría hasta su muerte... yo me uní al grupo cultural que formaba Pablo, entre los que figuraban el licenciado Salvador Vizcaíno Hernández, el Lic. Luis Felipe del Río, el Lic. Federico Elizondo Saucedo, Rafael del Río, Juan Antonio Díaz Durán, Magdalena Briones, don Emilio Herrera Muñoz, don Emilio Rodríguez Lobo, don Pedro García Reyna y otros más, que éramos 13 y nos reuníamos al café cultural en Tome y Pague, que ya no existe y que estaba por la calle Cepeda entre la Juárez y la Hidalgo, a fines de la década de los cuarenta, fundamos el Areneo Lagunero.
Pablo y yo hicimos varios viajes culturales por muchos estados de la República, en busca de datos históricos para nuestros respectivos libros.
Pablo publicó su primer libro: “Un Latino Cien por Ciento, en 1928”, “Torreón, en 1951”, “Galería Heroica de México, en 1943”, “Torreón a Través de sus Presidentes Municipales, en 1955”, “Miguel de Saavedra, su Vida y sus Obras, en 1958”, “Galería de Coahuilenses Distinguidos, en 1966” y muchos más de los cuales varios inéditos o inconclusos.
Su muerte ocurrió en la madrugada del 16 de septiembre, mes de la patria que tanto amaba. Yo le compuse un poema que puede verse en mi libro “Torreón en las Letras Nacionales, 1986”. Él falleció en 1971. En la primera estrofa se puede leer: “Como un águila herida/ que prefiere la muerte/ al saber que sus alas/ ya no pueden volar”.
PACO FERNÁNDEZ
TORRES
Nació en la ciudad de Torreón, Coah., el seis de junio de 1936, siendo hijo del agricultor español don Francisco Fernández Sierra y de su esposa doña Guadalupe Torres y Juambelz.
Estudió en el colegio Torreón y luego en el Hispano Mexicano. Muy joven, a los 18 años de edad, comenzó a trabajar don Alejandro Stevenson, de varias radiodifusoras, lo nombró gerente y contador de la X.E.T.J. y la X.E.W.N. de Torreón.
En el arte, Paco se unió a los grupos que encabezaban tanto don Luis Díaz Flores como el doctor Alfonso Garibay Fernández, que dirigían más de 40 artistas laguneros y que presentaban obras, a veces al aire libre, para construir el Teatro Mayrán, que después se llama “Garibay Fernández”.
El periodista: Paco comenzó a escribir pequeños artículos en El Siglo de Torreón, que luego fueron creciendo y llegar a publicar hasta dos o tres artículos por día. Era un buen periodista, pero mejor amigo y hombre de bien. Tuve la suerte de ser su amigo y colaborador como asesor cuando él desempeñó el cargo de jefe de cultura municipal, en cuyas fechas, hizo realidad los sueños de Pablo C. Moreno de crear una rotonda de Hombres Ilustres de Torreón. Él, Paco, obtuvo que el Presidente Municipal Lic. Braulio Fernández Aguirre, creara la “Calzada de los Escritores Laguneros” en la Alameda Zaragoza de Torreón, donde desde luego se develó el busto en bronce de Pablo C. Moreno. También en 1987, por gestiones de Paco y del contador de la Presidencia Víctor Moreno Medina, hijo de Pablo, consiguieron que el Presidente Municipal Lic. Manlio Fabio Gómez Uranga, me erigieron un busto en bronce en la calzada mencionada y que fue develado el seis de junio de 1987, realizado por el escultor zacatecano Raúl Ayala Arellano.
Su muerte: el día ocho de diciembre de 1987, al mediodía, platicamos Paco y yo en la explanada de la Presidencia Municipal. Él iba para Jimulco a buscar unos danzantes... nos despedimos, pero al día siguiente nueve, a las siete de la mañana me habló don Emilio Herrera para avisarme del fallecimiento en la madrugada, de Paco. Me quedé sin habla, pues tenía grandes propósitos, de inmediato tomé papel y pluma y le compuse un soneto, cuya primera estrofa dice:
Adiós Paco...
Mis lágrimas no pude contener
al conocer de Paco la partida,
que dejó al corazón sangrante herida
en el triste otoñal amanecer.
Puede verse completo en mi libro Poemas Íntimos.
