Cientos de personas participaron ayer en la “Marcha Blanca” celebrada en París, Francia, para pedir la liberación de la ex candidata colombiana Ingrid Betancourt y otros rehenes de la guerrilla de las FARC.
La rehén colombo-francesa está en manos de las FARC desde febrero de 2002 y se encuentra en delicado estado de salud.
Es un domingo de primavera frío y nublado. Las calles están desiertas y la Policía cierra varios accesos. Los transportes públicos ajustan sus recorridos. Muchos optan por la bicicleta. A ritmo de batucada y jazz, poco a poco las calles son tomadas por los corredores del Maratón Internacional de París. En el edificio del Ayuntamiento enclavado en el corazón de esta ciudad, una de las más caras y visitadas por turistas en el mundo, un contador de números rojos sobre la última imagen del rostro de Ingrid Betancourt indica que desde hace 2,200 días está retenida en la selva colombiana por las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC). En unas horas, suman miles los que se reúnen en la Plaza de la Ópera y gritan: “Liberté, libertad”. Un grito que se escucharía a lo largo de 15 ciudades francesas.
La Policía calcula 5 mil, los organizadores dirían 35 mil. Entre ellos está Manuel, lleva una camiseta amarilla de la selección de futbol de su país, su esposa María viste de blanco y su pequeña hija Emilie de seis años lleva a Betancourt en la mano derecha en una pancarta y en una camiseta de algodón. Sus padres llegaron hace 10 años a Francia, sin papeles. Él trabaja en la construcción y ella limpiando casas. Los dos son de Cali, “Desde hace 40 años nuestro país sufre, basta ya”, dice él.
Gloria y Óscar sostienen con sus manos dos banderas de Colombia. Ella se dirige primero en francés y luego en español. Desde los escalones que llevan al interior del edificio histórico que alberga a la Ópera de París, esta mujer de Medellín lanza: “Gracias por apoyar a la liberación de Ingrid, si ella no fuera franco-colombiana no estuviéramos aquí nosotros ni la comunidad internacional”.
Un pañuelo blanco reparten los organizadores, venden camisetas con el rostro de Ingrid, reparten carteles con la cara de los secuestrados por las FARC. “No es sólo Ingrid, son unos tres mil en todos estos años, más los miles de desplazados”, aclara otra colombiana que habla con una mexicana que se encuentra entre la masa de gente y que grita entre rechiflas: “Bájense periodistas”. Es la prensa nacional e internacional que no deja ver el show que monta un grupo de cantantes gospel vestidos con una túnica violeta.
Todos buscan la mejor foto, la mejor toma. Y es que los invitados llegan. Políticos de izquierda, de derecha, del centro. Entre los primeros, el recién re-electo alcalde de París, Bertrand Delanoë, posible candidato presidencial por el Partido Socialista en cinco años. El ex marido de Ingrid, Fabrice Delloye y su hijo, Lorenzo, le reciben. Son casi las dos y media de la tarde. El inicio del encuentro está programado a esa hora. Y las intervenciones comienzan. Primero Rama Yade, la joven ministra de Derechos Humanos; el alcalde de París apunta “con nuestras diferencias, estamos todos unidos, por la vida de Ingrid”. El micrófono pasa a Florence Aubenas, una periodista secuestrada en enero de 2005 en Irak, cuando realizaba un reportaje en la Universidad de Bagdad. Luego la presidenta de Argentina, con un traductor al lado y acompañada por la hermana de Ingrid, pedía al Gobierno de Colombia “cese las operaciones militares” para facilitar el canje humanitario con las FARC. Estaba con ella Estela de Carlotto, de las Abuelas de la Plaza de Mayo y de Martha Vázquez, de las Madres de la Plaza de Mayo. Mañana se reunirá con el presidente Nicolas Sarkozy y hablarán de la deuda económica que mantiene Argentina.
La inesperada llegada de Carla Bruni-Sarkozy atraía la atención de los asistentes y de la prensa. Después, Astrid, la hermana de Ingrid Betancourt, agradecería a nombre de su familia la solidaridad del Gobierno de Sarkozy, los franceses y de la comunidad internacional.
En unos minutos el contingente recorrería cerca de tres kilómetros, con rumbo a la Asamblea Nacional. Los asistentes rebasaban las expectativas de los organizadores. Tomaban la avenida de la Ópera. Los encargados de las tiendas de recuerdos de París abiertas en domingo salían a la calle para ver el paso de los manifestantes. Una cadena de autos de lujo en color azul marino seguían la “Marcha Blanca”, sus ocupantes, políticos, funcionarios del Gobierno francés iban marchando.
Eran ya poco más de las 4 de la tarde. Frente a la Asamblea Nacional el ex marido de Ingrid, pedía una vez más a la prensa despejar la zona. Llegaban los invitados. Vendrían los últimos discursos. Lorenzo, uno de los dos hijos varones de Betancourt aseguraba que allí estaban 35 mil personas reunidas. Agradecería su solidaridad. Luego tomaría el micrófono el hijo del presidente Sarkozy, Jean que recién se inicia en la política francesa. Este estudiante de Derecho apenas alcanzaría a decir que tiene 22 años y si tuviera a su madre en una situación como enfrentan los dos hijos franco-colombianos de Betancourt, él buscaría su liberación. La rechifla comenzaría. Todos los políticos mandarían sus últimos mensajes de solidaridad y deseo por que Ingrid esté “pronto aquí entre nosotros”.
Apenas el jueves pasado Hugo Chávez, presidente de Venezuela, proponía a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, ir en busca de Ingrid a la selva colombiana. Al día siguiente, Astrid, la hermana de Ingrid llamaba a Sarkozy a sumar esfuerzos y dialogar con Chávez. Lorenzo, uno de los dos hijos varones de la secuestrada por las FARC pedía un “gesto” a la guerrilla marxista para recuperar a su madre. “O se actúa ya, o yo entierro a mi madre”, alertaba desesperado al tiempo que a través de un mensaje televisivo nocturno emitido en cadena nacional lanzaba un llamado a los franceses a sumarse a la “Marcha Blanca” de este domingo.
Por ahora París espera que las FARC respondan y permitan que la misión humanitaria francesa instalada desde la mañana del jueves de la semana pasada en ese país pueda acceder a Ingrid y se le atienda de urgencia. La ex candidata presidencial franco-colombiana padecería de Paludismo además de los efectos de la Hepatitis B; su hígado estaría dañado y su sistema nervioso central estaría en riesgo. Necesitaría de urgencia una transfusión de sangre.
Hasta ahora las FARC no ceden a la liberación de 39 rehenes, entre ellos Betancourt y tres ciudadanos norteamericanos. Piden que el Gobierno de Uribe desmilitarice las zonas de Florida y Praderas enclavadas al Sureste de la selva colombiana. El viernes el presidente de Colombia reiteraba su postura. La guerrilla anunciaba que sólo estaría dispuesta a entregar las coordenadas de la ubicación de Betancourt y los secuestrados al presidente de Venezuela.
Por el momento la guerrilla, que desde mediados de los años sesenta lucha en Colombia, argumenta su lucha por la justicia social de ese país, ha puesto fin a todo intento de intercambio de secuestrados políticos por los 500 guerrilleros que el Gobierno colombiano mantiene en prisión.
Y critica la medida unilateral de Francia para desplazar una brigada médica para atender a Betancourt. El jueves pasado, la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Annacol), que estaría operada por las FARC, publicaba en su sitio en Internet una carta firmada por su canciller, Rodrigo Granda y Jesús Santrich. En ese documento calificaba la misión humanitaria enviada por Sarkozy, un presidente “capitalista” y de “derecha” como “peligrosa” y acusaba a los negociadores franceses de tener responsabilidad en la muerte del número 2 de las FARC, “Raúl Reyes”, registrada el primero de marzo. Francia habría entrado en contacto con las FARC a través de un teléfono satelital. La señal habría sido interceptada y así ubicar la posición geográfica de “Reyes”.
Por ahora un avión militar francés, un Halcón 500 se encuentra desde el jueves pasado en el aeropuerto militar de Catam, en Colombia, listo para desplazarse a la región de San José de Guaviare. Personal y equipo médico está dispuesto para atender de urgencia a la ex candidata franco-colombiana secuestrada desde febrero 23 de 2002 cuando abanderada por el partido Oxígeno Verde buscaba la Presidencia de Colombia.