El cardenal Norberto Rivera hizo un llamado a los mexicanos a evitar el mal y arrancar la cizaña de su entorno.
Consideró que muchos son los que tienen la tentación de arreglar las cosas en el mundo, queriendo suprimir los males con la violencia, olvidando que la violencia engendra violencia y que la fuerza, los insultos y las descalificaciones sólo sirven para encrespar más los ánimos.
Por ello dijo que se debe luchar contra los pecados de omisión venciendo el mal, a fuerza de bien.
Es la indiferencia, el cansancio y la pereza, “de los que nos decimos buenos los que dejan el campo abierto a la acción de los que quieren sembrar cizaña.
“Y los culpables somos los buenos, pero los buenos para nada”, expresó en la homilía realizada en la Catedral Metropolitana.
El también arzobispo primado de México, pidió a la feligresía a luchar contra los pecados de omisión, y a vencer el mal a fuerza de bien, porque la cizaña hace su aparición sin cesar en todas las realidades. “Avances científicos que deberían ayudar al progreso humano se han convertido en armas mortales”, señaló.
Durante el mensaje dominical, el jerarca religioso afirmó que sistemas económicos y medios de comunicación que deberían de ayudar a hermanar y quitar barreras se convierten con frecuencia en creadores de abismos.
En este sentido, criticó a las Naciones Unidas que se presentan como vigilantes de los derechos humanos y al mismo tiempo son promotoras de la violación del derecho más fundamental que tiene el ser humano: la vida, los bienes, los servicios y satisfactores alcanzados por el esfuerzo de muchas generaciones y por el trabajo de obreros incontables, disfrutados por una minoría.
Aseguró que las injusticias, las venganzas, las guerras familiares o mundiales, el hambre, la tortura, la miseria, el subdesarrollo, la incultura, la inmoralidad y todas las lacras sociales que conviven con tanto bien que hay en el mundo, no son sino fruto del pecado, “de nuestros pecados personales y comunitarios”.