Para poder sobrevivir, las filiales canadienses de las compañías General Motors, Chrysler y Ford piden a Canadá una ayuda equivalente a 4.7 mil millones de dólares estadunidenses, un tercio del apoyo alcanzado en Estados Unidos.
Un principio de acuerdo es negociado en Washington entre el Legislativo y el Ejecutivo para brindar 15 mil millones de dólares en préstamos urgentes a los 'tres grandes' del automóvil, pero en Canadá el tema sigue siendo debatido.
Las subsidiarias de los 'tres grandes' en Canadá piden una ayuda financiera de seis mil millones de dólares canadienses, o sea unos 4.7 mil millones al cambio actual, según los planes de reestructuración presentados a los gobiernos Federal y de Ontario.
GM Canadá, según el ministro de Desarrollo Económico de Ontario, Michael Bryant, está pidiendo un urgente 'préstamo puente' por unos 628 millones (EU), que sería parte de un paquete de mil 884 millones en 'préstamos' a pagar.
Chrysler pide unos mil 256 millones y Ford una línea de crédito por mil 570 millones de dólares.
Para el ministro Bryant el pedido de ayuda financiera de los 'tres grandes' a Canadá es 'bastante desproporcionado' a lo que están pidiéndole a Washington, pero agrega que esos pedidos están siendo considerados.
Por la importancia de esa industria en Ontario, como en el comercio exterior canadiense -más del 80 por ciento de los autos fabricados en Canadá son exportados hacia Estados Unidos- Canadá no puede librarse de participar en el rescate de estos tres fabricantes.
Pero los economistas Jeff Rubin y Meny Grauman, del Canadian Imperial Bank of Commerce (CIBC), opinan que la ayuda que se brinde a esos 'tres grandes', incluida la reestructuración que la acompañará, no los salvará a largo plazo.
'La cuestión no es la simple competitividad de los fabricantes de automotores en América del Norte, sino la dimensión del mercado que servirán en el futuro'.
Los escollos futuros son enormes, entre ellos la tendencia alcista de los combustibles, según Rubin y Grauman, a lo que se agrega que estos fabricantes tienen una 'exagerada' capacidad de producción relativamente al tamaño decreciente del mercado.
Desde hace más de una década los economistas opinan que una 'consolidación' es inevitable en ese sector, para dejar dos fabricantes que puedan, lo que no es evidente desde hace años, tener rentabilidad en sus operaciones centrales, la fabricación de automóviles.
En las últimas décadas la rentabilidad estuvo más asegurada por el aparato financiero préstamos para compras y programa de alquiler y compra- que por la fabricación de automóviles.
El detallado análisis de Rubin y Grauman -que incluye precios de combustibles, tasa de consumo de gasolina en los motores y consumo por vehículo, escasez de petróleo a mediano y largo plazo, entre otras variables- los lleva a una conclusión pesimista.
En un tiempo en que hay un creciente llamado a los gobiernos para aumentar el gasto en la infraestructura para enfrentar la crisis económica, dicen los economistas, hay que subrayar que pronto habrá menos y menos automóviles en las rutas estadounidenses.