Pinal ya anhelaba el Ariel de Oro
Del drama a la comedia, ya sea como dama joven, actriz de reparto o protagonista, Silvia Pinal es un icono irrepetible del cine nacional y su presencia en 86 películas dan cuenta de un cúmulo de imágenes donde está la mujer de belleza radiante, pero también un ser de talento que pudo proyectarlo más allá del cine.
En la pantalla cinematográfica cautivó como rubia seductora, pero también como una mujer del pueblo y creó memorables momentos del cine mexicano al lado de grades figuras como Pedro Infante, Germán Valdés Tin Tan y Mario Moreno Cantinflas, pero también su estrecha amistada y complicidad con Luis Buñuel le dio un lugar en la cinematografía internacional.
A Silvia Pinal le emociona que sea precisamente en el Palacio de Bellas Artes cuando le sea entregado el Ariel de Oro por su trayectoria en el cine el próximo 25 de marzo, ya que para ella era fue sorpresa, pero también algo muy anhelado.
Todo coincide de nuevo en la vida de la actriz, pues justo cuando la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas celebrará la entrega número 50 de su premio Ariel, deciden otorgarle la estatuilla dorada, aunque sabe a ciencia cierta que para ella no representa cinco décadas de trabajo, sino más.
Este hecho coincide con su retorno al teatro con la comedia “Adorables enemigas” y con que su programa televisivo “Mujer… casos de la vida real” celebre más de 22 años, esto habla de una Silvia Pinal que nunca se conformó, nunca se quedó prendada del pasado, por el contrario, se impuso al tiempo, pues a sus 76 años es envidiable su vitalidad y su vida llena de proyectos.
Silvia Pinal parece estar dividida en etapas; sus inicios en el teatro, su arribo al cine, su paso por la televisión y su consagración en el teatro musical hablan de una historia llena de matices, de historias de amor, de cinco matrimonios, de cuatro hijos pero, sobre todo, de la entereza de una mujer que ha sabido sobreponerse a todo y todos.
El Premio Ariel no es extraño para Silvia Pinal, pues obtuvo tres de estas preciadas estatuillas, la primera por mejor coactuación en 1952 por Un Rincón Cerca del Cielo, después vendrían sus premios como mejor actriz por Locura Pasional y Dulce Enemiga en 1956 y 1957.
La complicidad con su esposo y productor, Gustavo Alatriste, la llevaron a emprender un gran reto: participar y financiar Viridiana con Luis Buñuel, una de las mejores películas de su carrera, y crear un tríptico inmejorable con el genio de Calanda, que se complementó con las cintas Simón del Desierto y El Ángel Exterminador.
De hecho, la actriz reconoce que de los mejores momentos que ha vivido en el cine es precisamente esta etapa en los años 60, porque Viridiana ha sido la única producción mexicana que obtiene la Palma de Oro en el Festival de Cannes. “Además gracias a estas tres películas me conocen en el mundo entero”.