La formación de una Policía Nacional a partir de la coordinación de los esfuerzos que actualmente se realizan en los tres niveles de Gobierno en nuestro país, mediante la aplicación de mayores recursos humanos y materiales en el rubro de seguridad pública, es una herramienta para mejorar nuestra calidad de vida.
La estrategia se basa en un estudio de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno Federal, que combinado con una política de gasto público en la aplicación del Presupuesto de Egresos aprobado por el Congreso de la Unión para este año, tiene la virtud de condicionar la entrega de dinero a Estados y Municipios al cumplimiento de objetivos concretos.
Para el efecto se han escogido las ciento cincuenta ciudades más importantes del país, en las que se pretende inyectar recursos adicionales en vía de subsidio, tendientes crear una plataforma de seguridad inteligente, basada en la disposición de tecnología y armamento para combatir la oleada criminal que mantiene en jaque a Gobierno y sociedad.
La esencia del plan en cuestión, reside en la calidad del elemento humano a lograrse por medio de una selección exigente, capacitación de excelencia, y el control del personal que permita pagar mejores salarios. Se crea una ficha que permite disponer de la información relativa a los agentes de Policía, tales como huellas dactilares, código genético, entorno familiar y social, perfil psicológico, pruebas toxicológicas, etcétera, con cuyo control se pretende romper el círculo vicioso en función del cual, las mafias criminales operan desde el seno mismo de las instituciones policiacas, volviendo la fuerza del Estado en contra de sí mismo y de los intereses de la sociedad.
La propuesta implica la homologación de las políticas públicas en materia de seguridad en base a manuales de operación y reglamentos uniformes, que permitan sumar esfuerzos y aprovechar a niveles óptimos el trabajo policial.
El esfuerzo incluye la creación de un acervo de datos sobre la delincuencia ocasional u organizada, interconectado entre todos los cuerpos de Policía del país por medio de un sistema de informática que permita hacer una realidad, la cooperación entre las que se calculan en mil seiscientas corporaciones que actualmente funcionan de manera desarticulada y anárquica.
Como la disposición de estos recursos supone la previa firma por parte de los Municipios, de un convenio de adhesión al plan de seguridad pública en comento, algunos críticos aducen que el estímulo presupuestario constituye un “anzuelo”, lo cual no tiene sentido, porque resulta elemental y obligado que los recursos públicos se distribuyan entre los distintos órganos de la Administración pública, en orden a compromisos contraídos y resultados concretos producidos y evaluados, y tal es la intención de las reglas de aplicación de este subsidio.
Una reacción indeseada respecto al programa que nos ocupa, se produce entre los distintos niveles de Gobierno en la disputa por los recursos. Ejemplo de lo anterior lo encontramos en el caso de Torreón en el que frente el anuncio de que dicha ciudad recibirá noventa y tres millones adicionales en el rubro en cuestión, un vocero estatal anuncia que se retirará el apoyo del Gobierno de Coahuila al Fideicomiso Regional de Seguridad Pública. Esa actitud es contraria al sentido común, porque como su nombre indica el subsidio busca aplicar recursos adicionales a los que actualmente se tienen.
Otro obstáculo que puede encontrar este esfuerzo de modernización en el camino, es el que concierne a una equivocada apreciación de la autonomía municipal frente a la Federación, como pretexto para seguir en la dispersión y la anarquía. El federalismo regula el autogobierno de las comunidades intermedias de la sociedad nacional y debe contribuir al fortalecimiento de las partes y del todo; no debe ser utilizado como patente para mantener cotos de poder ni cacicazgos locales, ni tampoco es El Juego de Juan Pirulero, sino conciencia nacional y trabajo en equipo.
Con todo, el peor enemigo de esta iniciativa es la incredulidad y el escepticismo que nos hace dudar a los mexicanos que seamos capaces de lograr objetivos tan ambiciosos.
La propuesta de la Policía Nacional por ser aglutinante e incluyente, es un buen esfuerzo institucional digno de apoyo. Sólo le falta el alma y ésa vendrá de la comunidad, que aportará los hombres y mujeres de carne y hueso, con las convicciones y la voluntad capaces de realizar los resultados esperados, por medio de las acciones conducentes.
Correo electrónico:
lfsalazarw@prodigy.net.mx