Tanto en India como en México se viven importantes momentos de definición sobre las políticas energéticas, que influyen directamente en el curso de nuestro desarrollo.
La crisis que acaba de sortear el Gobierno indio encabezado por el primer ministro Manmohan Singh, después de dos días de intensos debates en el Parlamento, la provocó la convicción del Gobierno en llevar adelante el Acuerdo de Cooperación firmado hace tres años con los Estados Unidos, dando acceso a la India al uranio y a la tecnología indispensable para continuar su programa civil de energía nuclear.
Los dos partidos comunistas, que hasta ahora formaban parte de la coalición gobernante, encabezada por el Partido del Congreso, rechazan cualquier acuerdo en materia nuclear con Estados Unidos por considerar que compromete la soberanía del país. Durante un tiempo el Gobierno dejó el asunto en un segundo plano y todo hacía suponer que podría abandonarlo.
No fue así. El primer ministro Manmohan Singh, convencido de la necesidad de llevar adelante el proyecto, replanteó el tema. Los dos partidos cumplieron su amenaza y le retiraron su apoyo con lo que el Gobierno perdía su mayoría parlamentaria abriendo la puerta a elecciones generales desde ahora, sin tener que esperar hasta mayo del año próximo.
El peligro de un triunfo de la Oposición era real. Manmohan Singh decidió correr el riesgo e insistió en llevar al Parlamento el Acuerdo de Cooperación Nuclear para su discusión y aprobación. La batalla que se libró en la Cámara Baja a principios de esta semana fue la más intensa de los últimos años. Salió triunfante el Partido del Congreso con 275 votos contra los 256 reunidos por el BJP.
El asunto central está en la urgencia que tiene la India de reestructurar su política de energía a la luz de su actual dependencia del petróleo importado que cubre el 70% de su consumo cuyo valor mejor se invertiría en construir escuelas, carreteras, ferrocarriles, puentes, vivienda popular y programas sociales.
Una de las vías más efectivas para ahorrar una parte significativa de este gasto consiste en ampliar la red de electricidad generada por plantas nucleares. Actualmente la India cuenta con 17 plantas que contribuyen sólo el 2.5% de la generación nacional lo que se compara con el 23% en el Reino Unido, 20% en Estados Unidos e incluso 75% en Francia. La meta del Gobierno es de llegar a 25% para 2050. En México las dos plantas de Laguna Verde aportan el 5% de nuestras necesidades de electricidad.
El voto de confianza que recibió el Gobierno le permite proceder a reestructurar su política energética y abrir una nueva etapa en que la energía nuclear irá sustituyendo progresivamente al petróleo en la producción de electricidad.
El tema energético que así se ha decidido en la India se parece al dilema que está por decidirse en el Congreso de México en estos días.
La modernización de Pemex puede lograrse con la aprobación de las reformas pendientes de aprobarse y que deben resultar de un consenso legislativo, dotarán a la paraestatal de la capacidad para realizar todas las operaciones petroleras que el país requiere, abrirá una nueva etapa en la vida económica de nuestro país de la misma forma que el programa nuclear lo es para la India.
México, tiene reservas petroleras, aún cuando por el momento lucen disminuidas, que sostendrán nuestras necesidades industriales y de transporte por muchos años si es que sabemos administrar y aprovechar inteligentemente nuestro recurso. Ello se complementa con nuevas fuentes alternativas energéticas como los bio-combustibles, la eólica y la solar.
Articular nuestra estrategia de desarrollo económico nacional supone resolver planteamientos torales. En la India el dilema que se resolvió fue organizar una producción de moderna y eficiente de energía nuclear. En México, se trata de redefinir nuestra relación con el petróleo. No hacer nada significaría dejar que nuestras oportunidades se disuelvan en una inútil confusión demagógica.
En ambos países el avance nacional es lo que está juego. El Parlamento indio acaba de dar el paso correcto. Aquí, al otro lado del mundo, a nuestro Congreso le toca hacer lo propio.
Coyoacán, Julio de 2008.
juliofelipefaesler@yahoo.com