Escena de la película Espiral, debut del director Jorge Pérez Solano. (El Universal)
Aborda la cinta Espiral tema de las mujeres solas y la migración.
Dicen que hay un pueblo donde prácticamente no hay hombres: los que nacen, sólo crecen y parten de inmediato a Estados Unidos buscando una mejor vida.
En ese pueblo, cuentan, sólo hay mujeres y niños. Ellas hacen de todo, hasta la representación de la Pasión de Cristo en Semana Santa. Esta historia es llevada a la pantalla grande con Espiral, debut del director Jorge Pérez Solano, y la cual forma parte del programa de óperas primas del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC).
“Es la revisión de lo que pasa con Diamantina y Araceli, cuyas parejas se van al norte; ellas durante mucho tiempo han estado mantenidas al criterio del hombre. Además a Diamantina su papá como que la vende a otro cuate y la embaraza, pero también él se va, y Araceli también tiene dos hijos. Pasan los años y los novios de ambas regresan... por eso se llama Espiral, es tocar los dos puntos de ellas en dos edades; cuando tienen 19 años y cuando tienen 36”, explicó Pérez Solano.
El filme se rodó durante noviembre y diciembre en locaciones de Oaxaca, cerca de Huajuapan de León, de donde es originario el realizador. Contó con la actuación protagónica de Iazúa Larios (Apocalypto) y Ángeles Cruz.
La idea del filme le surgió a Pérez Solano luego de trabajar información de carácter social en la primera etapa de Canal 40.
“Antes de la huelga del canal estaba investigando este tema y ya lo habían aceptado, pero no había presupuesto. La investigación la seguí haciendo y de ahí salió esta ficción, los personajes.
Lo que hice fue darles una historia más optimista a estas mujeres, pero en la vida real, no se quedan en su pueblo, sino que se van, terminan en la prostitución, en otras cosas, a veces no se les vuelve a ver”, detalló el realizador.
El elenco lo completaron Mayra Sérbulo, Leonardo Alonso, Harold Torres, Mayahuel del Monte y Noé Hernández, con las actuaciones especiales de Aurora Clavel y Columba Domínguez.
“Lo que deseaba era tener caras poco conocidas y que han estado pidiendo una oportunidad. “Iazúa hace dos personajes (Magdalena y Diamantina) a la madre y a la hija. No sé en otros lugares, pero en la zona mixteca cuando los hombres se van conservan mucho la imagen de la mujer que quisieron. Así que cuando regresa el novio de ella y la ve con una hija, ve en ésta a su amor y desea casarse con ella”, detalló.