La filiación concluirá mañana 4 de noviembre.
Son mafiosos y se encuentran en Irak. Saltan de un helicóptero, atraviesan el caluroso desierto y deben esquivar ráfagas de balas. Algunos ya han sido atrapados: tienen las manos atadas y son aventados de rodillas al suelo.
Pero entonces, cuando parece que la aventura terminó, el grito de “¡comando tomateeee!” les brinda energía y acaban con el enemigo.
“Cuando leí el guión, dije: ‘Quién diablos va a producir esto... Está muy padre, pero se necesita mucho dinero’”, recuerda Miguel Rodarte, quien encarna al líder mafioso que va en busca de su hermano que se encuentra en la guerra EU-Irak.
Y tenía razón. Para la nueva película de Beto Gómez (Puños rosas), cuyo rodaje concluye el próximo 4 de noviembre en la ciudad de México, se necesitarían hoteles abandonados, casas derruídas, aeropuertos militares, bases estadounidenses, tanques y helicópteros.
Así que la productora Lemon Films (Sultanes del sur y Kilómetro 31) echó mano de Raymundo Cabrera Cyber en la dirección de arte.
“En el desierto de Coahuila se recreó la ciudad de Karbala y se utilizó una fábrica que tiene unas dos hectáreas de extensión”, cuenta Cabrera.
Basándose en fotografías, recreó las casas beduinas y mandó hacer varias ametralladoras y algunos lanza misiles.
“A las casas les poníamos estacas con un metro de profundidad. Cuando hacía viento, todo se caía, menos esas. Y si entraba arena, le daba un toque mejor”, explica.
El elenco integrado por Joaquín Cosío, Gerardo Taracena y Jesús Ochoa filmaba a más de 40 grados centígrados.
Sudaban más cuando ellos mismos se encargaban de hacer sus escenas de acción.
“Después de todo, teníamos que enfrentarnos a varios árabes”, dice Cosío divertido.
Y ataja Gerardo Taracena, quien en la hollywoodense “Apocalipto” se la pasó corriendo.
“Aquí ha sido menos, pero caray, aquí hay que usar armas”, dice el actor, quien interpreta a un mafioso retirado, pero que regresa a petición especial de su ex jefe.
Las batallas fueron coordinadas por Julián Bucio, quien ha hecho lo propio en “Bandidas” y “Matador”, además de haber tripulado el auto que en la cinta “Matando Cabos” vuela en el Estadio Azteca.
“Aquí, las peleas se basaron en el estilo que tienen los soldados israelitas y que en México muchos escoltas manejan. Es menos fantasioso de lo que estamos acostumbrados, pero sí más realista”, explica Julián Bucio.
“El soldado Pérez” tiene un costo de 55 millones de pesos, con estreno tentativo en la segunda mitad de 2009.
Beto Gómez, el director, dice: “Hemos dormido muy poco, pero qué importa, es una película que habla del poder de la sangre, de la familia y de códigos de lealtad”.