Por mezclar alcohol y pastillas Liz Taylor pasa gran susto
Caracterizada por un largo historial en cuanto al consumo de sustancias prohibidas se refiere, la estrella de la pantalla Liz Taylor fue hospitalizada por mezclar alcohol con píldoras recetadas por su doctor particular, la semana pasada.
Curiosamente, hace algunos años la actriz de cintas memorables como Cleopatra (1963) dijo que gozaba de una vida plena sin vicios y sí con mucha salud.
De acuerdo con la página web de National Enquirer, Elizabeth Taylor, de 76 años de edad, fue llevada de emergencia la madrugada del pasado 6 de abril al Centro Médico Cedars-Sinaí, en Los Ángeles, California, luego de que en su residencia comenzó a vomitar y no podía respirar.
En cuanto eso ocurrió, Taylor despertó a su asistente, a las 4 de la madrugada, para que le ayudara. Esto, según declaraciones de un amigo de la también actriz de ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966).
“Liz estaba asustada. ¡Realmente pensaba que moriría!”, indicó la fuente.
Después de varias horas de estar bajo supervisión médica, la amiga del astro del pop Michael Jackson regresó a su residencia.
Siempre sale adelante
En dos ocasiones, Liz ha sido ingresada a clínicas de rehabilitación y se ha sabido mantener como una estrella caracterizada por la elegancia y lucidez, a pesar de su edad.
Llama la atención que el 30 de mayo de 2006 apareció en el programa de televisión “Larry King live”, donde rechazó los argumentos de que supuestamente estaba enferma.
Se decía que padecía Alzheimer y que estuvo cerca de la muerte.
Dos años antes, ella había informado que padecía un mal: su corazón no bombeaba la suficiente sangre a todo el cuerpo.
En su historial médico figuran una operación por un tumor en el cerebro y cáncer de piel. Como usa silla de ruedas, dijo que padece osteoporosis.
Pero eso no detiene a Taylor en su gusto por pisar un escenario. En diciembre del año pasado ofreció una actuación con fines caritativos (para su fundación de lucha contra el sida) en la obra Love Letters, de A.R. Gurney, con James Earl Jones. Esto, tras convencer a los guionistas de televisión y cine que se mantenían en huelga en Los Ángeles.