Ladrar es completamente normal para los perros, sólo que algunos de ellos abusan y ocasiona molestias para los vecinos y mismos dueños. Pruebe alguna de las siguientes sugerencias para calmar el ímpetu de su mascota.
-Mucho ejercicio. Buenas caminatas o sesiones de juego, pueden ayudar a su perro a calmarse, reponiendo esas energías gastadas, durmiendo.
-Qué muerda. A su perro le será difícil ladrar si está ocupado mordiendo un hueso o un juguete para perros. Masticar reduce mucho la tensión y ayuda a ocupar el tiempo.
-Dele algo en qué pensar. Si cuando usted sale, su perro se siente solo y con ganas de hacer escándalo, antes de irse frote sus manos con el objeto que más le guste morder. El aroma hará que piense en usted y tal vez no lo extrañe tanto.
-Desvanezca los ruidos externos. Si su perro es muy sensible a los ruidos del exterior, trate de ocultarlos, los aparatos de sonidos o la aspiradora son buenas fuentes para disminuirlos.
-Agradézcale sus pensamientos. A veces, simplemente el que usted lo elogie lo calmará. Quizá el perro trate de decirle algo y cuando usted lo reconoce, probablemente se dé cuenta de que puede dejar de ladrar.
-Insista en que guarde silencio. A veces el perro sigue ladrando aunque usted haya atendido sus ladridos, diga ¡silencio! Con fuerza, pero sin gritar. Si lo mira sorprendido y deja de ladrar, elógielo efusivamente.
-Abandone la fiesta. Algunos perros, al igual que mucha gente, odian hablar sin un público que los escuche. Entonces, si sus elogios y órdenes fracasan para hacerlo callar, retírese. Quizá su perro quiere tenerlo a usted a su lado para ladrar.
-Pruebe una sonaja hecha en casa. Una sonaja de lata, surte en los perros un efecto que es el equivalente canino, a tallar las uñas sobre un pizarrón. Introduzca algunas monedas en una lata de refresco vacía y selle la entrada.
-Moje su entusiasmo. Para que un perro recuerde que a usted le agrada el silencio, dígale un firme ¡no!, seguido del chisguete de agua con un atomizador. Si no le gusta el agua suele calmarse, es mejor dirigir el chisguete al cuerpo y no a la cara.
-Procure una entrega con el cartero. Si su perro ladra con furor cada vez que alguien se acerca a la puerta, tal vez necesite un cómplice. Una posible solución es que el cartero le entregue un bocadillo a través de la ranura de la puerta; quizá su perro deje de ver a estas personas como una amenaza y no sienta la necesidad de ladrar.
-Llévelo adentro. Si su perro duerme en el exterior y le gusta ejercitar sus cuerdas vocales por la noche, tal vez sea mejor que se quede adentro, tendrá menos a que ladrarle.
-Consulte a su veterinario. Existen correas especiales parecidas a la rienda de un caballo que cierran el hocico con suave presión. También hay collares que envían un sonido de alta frecuencia que provoca un ligero impacto cada vez que el perro ladra.
-Hay que saber cuando cambiar la estrategia. Si su técnica no está dando el resultado esperado, pruebe otra.
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