QUERIDA SECRETARIA:
Los cambios son inevitables. Aun cuando no siempre demostramos entusiasmo en aceptarlos.
Las nuevas realidades de la economía que enfrentamos en este Siglo XXI, son asequibles. Las organizaciones que no reconocen la necesidad de hacer cambios, muy pronto envejecerán, no ganarán batallas. La asistencia ejecutiva está entre las principales figuras que deben ajustarse a los cambios, aún a los que les puedan parecer inaceptables al principio. Para lograrlo es indispensable que perfeccione una variedad de nuevos roles y deseche un buen número de mitos.
TRES MITOS
Hay tres mitos que la asistente va a enfrentar en el Siglo XXI. El primero, y quizás el más importante es la idea que los buenos trabajos que podrás encontrar van a exigir los mismos requisitos de siempre, sin cambios. En primer lugar, la continua explosión de la tecnología ha eliminado un buen número de tareas y ha incorporado otras. Esto ha obligado a las administraciones a operar con cada vez menos tolerancia a la ineficiencia.
El segundo mito se basa en la teoría que el abasto de mercancía en el almacén es lo que cuenta; pero en la realidad el capital intelectual es el recurso más crítico para atraer y retener a los clientes. Son los recursos intangibles de habilidades, conocimientos, información.
El tercer mito tiene que ver con la organización. En la nueva tecnología demasiados rasgos de autoridad son una desventaja para que el vaivén de la comunicación funcione. Aquellas organizaciones que están preparadas para introducir las nuevas tecnologías y enfocar las energías de su gente hacia las tareas que ayuden a mantener un nivel competitivo, en lugar de manejar jerarquías conflictivas.
Aquellas asistentes que ayudan a introducir las nuevas tecnologías están en una excelente posición para cosechar beneficios muy significativos en su carrera. Hay que recordar que la habilidad que debes perfeccionar es la adaptabilidad en sí.
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