Querida Secretaria:
Te han citado para una entrevista... ¡Felicidades! Éstas son unas cuantas advertencias que hay que considerar:
Asegúrate de sentirte descansada, relajada y lucir de lo mejor.
LA QUÍMICA DE LA ENTREVISTA, UNA REGLA SIMPLE
Se ha escrito mucho sobre el tópico de la química de la entrevista. Consejos como el mantener contacto visual establecer una correlación personal, asentar coincidencias y emplear el lenguaje corporal apropiado. Todas excelentes tácticas en lo abstracto; pero en conjunto pueden hacerte olvidar para qué estás ahí: para determinar si la posibilidad de un buen entendimiento entre tú y el entrevistador, llega a un feliz resultado.
Usa tu sentido común de cuándo se trate de si debes mirar de frente a tu entrevistador, apretarle de más o de menos la mano al saludarlo, exagerar en el interés que pones en lo que dice o hace y mantener una postura rígida durante la entrevista. En lugar de esforzarte en memorizar todas las reglas de actuación, enfócate en una sola: sé tú misma.
Relájate: muestra tu propia personalidad. No causes la impresión de que estás dispuesta a decir y hacer todo con tal de obtener el trabajo. Preséntate como eres. Muestra confianza –sin confundirse con arrogancia-, interés –sin ser confundido con adulación- y conocimiento de las necesidades, políticas y objetivos de la empresa. Aclara que tienes interés por trabajar en esa empresa –esto es cortesía y estrategia-; pero aclara también que tu imagen propia no se va a colapsar si no logras ser contratada.
Demuestra tu seguridad, tus conocimientos y capacidades propias. No pretendas ser otra persona, permite que el entrevistador te conozca como eres realmente: con prestancia, segura de ti misma y bajo control.
A los ejecutivos les gusta contratar a personas íntegras, que tengan un sentido desarrollado de quiénes son y qué es lo que quieren.
