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Posdata Secretarial / PEQUEÑAS CORTESÍAS DE LA VIDA DIARIA

Profra. Pilar D. R. de López

Querida Secretaria:

Esos pequeños detalles molestos del diario acontecer...

Estás hablando con alguien y no puedes acordarte cómo se llama, interrumpe la conversación y pregúntale: “¿cuál es tu segundo apellido? Caerá, con interés casi científico, en la trampa y te dirá su nombre completo.

¿Y cómo reconocer una presentación por tercera vez con una persona que parece haberse olvidado que ya te conoce? Aquí es mejor hacerlo de la manera convencional con un no comprometedor. “Mucho gusto”. Algunas personas, llamémoslas distraídas o miopes pueden ser presentadas una y otra vez sin recordarlo, ocasionando algunas veces resentimientos.

Si lo puedes evitar, nunca presentes a alguien como pariente de una persona muy importante, diciendo: “la licenciada María Ramírez, hermana de nuestro director general”. Esto parece como que es lo único que la hace valer, y probablemente así sea, pero no tiene caso enfatizarlo.

Y otro punto, muy pertinente a la etiqueta es el no presentar a dos buenas amigas tuyas, agregando este comentario: “¡Sé que ustedes se van a llevar de maravilla!”. Aquí las estás embarcando en la torpe y penosa responsabilidad de que se tienen que hermanar desde el primer momento.

Qué hay de esas pequeñas rudezas involuntarias como: “¿Es usted el esposo de la contadora Pérez?”. Es una descortesía hacer ese tipo de preguntas a alguien con una cara vagamente familiar.

Respecto a las fotografías. Nunca se puede estar segura, y con frecuencia no lo creerás, de cómo las personas piensan que son: Cuando te enseñe una fotografía estudio de sí misma, evita ciertos comentarios como: ¡Qué parecido tan asombroso con X! “También es arriesgado preguntarle: ¿Cuánto tiempo hace que se retrató?”. Lo mejor es rumiar algo como: “bue... no, no la favorecieron precisamente, pues usted es mucho mejor”.

En el caso de que a una conocida tuya le suceda una tragedia, es importante que actúes como si no lo supieras, aunque te hayas enterado por medio de ciertas murmuraciones, hasta que ella misma te lo cuente. El caso es diferente cuando se trate de una pariente o amiga íntima.

Cuando alguien te dice: “Estuve tratando de llamarte ayer” no le preguntes “¿cuándo?”. Aunque hayas estado en casa todo el día y tu teléfono funcionando.

Las personas recurren a esas estrategias y no tiene caso probarles sus mentiras. Un vago: “si realmente, he estado muy ocupada”. Ten cuidado con los comentarios hechos sin reflexión.

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