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Powell Power

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Hasta hace no mucho tiempo, cuando uno se imaginaba a un presidente de los Estados Unidos de raza negra, no había más que dos opciones: los hermanos Palmer que han ocupado la Casa Blanca en la serie de televisión “24”, poniendo en múltiples aprietos a Jack Bauer; y Colin Powell, quien fuera el jefe de Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas norteamericanas, y luego secretario de Estado durante la primera Administración de George W. Bush.

De hecho, algunos altos mandos republicanos anduvieron coqueteándole a Powell para que se lanzara como candidato, a la Presidencia o la Vicepresidencia, cuando el tonto del pueblo texano aún no daba color. Sin embargo, Powell declinó cualquier posibilidad de participar como candidato para ningún tipo de cargo de elección: era un soldado, y por tanto, un buen segundo, obedeciendo órdenes.

Aceptó el ingrato cargo de secretario de Estado en un pésimo momento, cuando Estados Unidos se embarcaba a la peor debacle diplomática desde el fin de la Guerra de Vietnam. Y como donde manda capitán no gobierna marinero, Powell tuvo que hacer de tripas corazón y defender las estúpidas políticas de su jefe. Recuerdo su cara de estreñimiento cuando, en el Consejo de Seguridad de la ONU, presentó el caso norteamericano sobre la supuesta existencia de armas no convencionales en Irak. Daba lástima verle presentar instalaciones, vehículos y armas que todos, incluido él, dudábamos existieran realmente.

A fin de cuentas, aventó el arpa cuando terminó el primer período de Bush. Sin duda consideró que ya no estaba en edad de andar haciendo semejantes papelones, especialmente porque era evidente que el berenjenal iraquí se iba a prolongar durante años y años. Decidió retirarse a disfrutar de sus nietos y una vida familiar que le había eludido durante sus décadas de servicio a su país.

Y lo creíamos desaparecido en (la) in/acción hasta que esta semana volvió a ser noticia: anunció en un programa de análisis noticioso que apoyaba a Barack Obama como candidato a la Presidencia.

Por supuesto, éste es un importante espaldarazo para Obama. Powell es una de las personalidades de raza negra más respetadas en todos los ámbitos, tanto por blancos como por no blancos, demócratas y republicanos.

A su vez, la campaña de Obama respondió ofreciéndole a Powell un puesto de asesor en cuestiones internacionales. Lo cual también es un buen golpe, dado que para muchos ése es el punto flaco del senador por Illinois. Decir que estará acompañado de Powell quizá tranquilice a muchos que se la piensan, en vista de la inexperiencia de Obama en el campo internacional.

Total, que todo va como sobre ruedas en la ruta de Obama a la Casa Blanca. Y el tiempo se le está acabando a John McCain.

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