Lalo España no añora la popularidad que le dio Otro Rollo; le gusta más el teatro que la televisión.
El actor Eduardo España afirmó que “el teatro tiene que ver con mis aspiraciones, con lo que respiro todos los días y con la manera de plasmar las cosas que me sorprenden en la cotidianeidad”.
Así, hizo seis meses de temporada con Novecento y tres de Dramarama. Luego de saborear la buena vida de ser estrella de televisión con su participación en Otro Rollo, se enfocó este año al teatro.
Precisamente, en Dramarama interpretó a un terapeuta que soluciona la vida de cinco personas mediante técnicas de superación personal. Reunidos en una terapia de grupo, los convoca en un punto para decirles: “Miren, ahí está la felicidad, es una luz blanca, véanla, ahí viene, ahí viene...”.
Y en efecto, la felicidad viene; pasa de largo por encima de todos ellos y se aleja.
■ ¿Crees que el teatro es una terapia de grupo? No me gustaría decir que es un sicodrama, pero a estas alturas creo que el teatro nos permite reflejar temas actuales que nos sacuden y por eso mismo las obras no dejan de ser terapéuticas para el alma.
■ ¿Dramarama tiene el subtítulo “Caldo tlalpeño para el alma”. ¿Qué dolencias del alma te sana el teatro? Me ayuda a canalizar mis emociones, a encontrarme con mis fantasmas, mis miedos y mis demonios, para enfrentarlos y después utilizarlos en el escenario.
■ ¿A propósito de demonios, ¿qué es la fama? Es una consecuencia. Es una sexoservidora que llega y mientras le conviene está contigo, pero cuando menos lo esperas te da una patada. La fama se va en cuanto ya no tienes nada que darle. En lo personal, creo más en el prestigio y en el sustento del trabajo, que en la fama.
■ ¿Tu personaje en Dramarama dice que lo más fastidioso del sexenio anterior fueron las frases “los y las mexicanas”, “chiquillos y chiquillas”. En tu opinión, ¿qué fue lo más fastidioso?.
Los errores, las torpezas, el hecho de llevarse entre las piernas las ilusiones de tanta gente que confió. España también hace centro nocturno a partir de su personaje de Márgara Francisca, con el que practica un humor socarrón y viperino, basado en escandalizar a las buenas conciencias al presumir orgullosa a su hijo gay y despotricar contra la doble moral.
“Es un registro diferente; es humor nocturno, que me ha permitido desarrollar cinco personajes con los que me presento en lugares muy diversos. En diciembre estuve contratado para 22 fechas y este año estaré viajando casi todos los días a Acapulco para hacer una temporada en el hotel Calinda”, comentó.
A pesar de tantas fechas, no se aburre. “Me cansaría si no tuviera la sana costumbre de hacer teatro o hacer cine; precisamente este año se estrena Llamando a un Ángel, película en donde actúo y también soy productor asociado”, agregó.
Y si su personaje de Márgara Francisca no le cansa, tampoco extraña aquella glamorosa fama en televisión que disfrutó cuando estuvo en Otro Rollo.
“En realidad, le he dado seguimiento a mi carrera en televisión. Tengo ‘Las Pellizcadas’ en Telehit y pronto regresaré a actuar en la siguiente temporada de Vecinos. La tele tiene una proyección impresionante, pero nunca me gustaría abandonar el teatro”, sostuvo.
También regresará a una cuarta temporada de Dramarama, obra que gira alrededor de una pregunta básica: ¿qué es la fama? Lalo España tiene su propia teoría: “Es un juego capaz de sorprendernos todos los días”.