El Gobierno español premió a diez presos destacados e históricos de la organización separatista vasca ETA, acercándolos a prisiones próximas al País Vasco, como recompensa ante su rechazo expreso de la violencia.
En la actualidad hay un debate interno en la organización en relación a si se debe continuar o no con la violencia, una brecha interna que el Ministerio del Interior está dispuesto a explotar.
Por ello es que decidió otorgar beneficios a aquellos reclusos etarras que se aparten manifiestamente de la línea más dura de la banda, y defiendan el abandono de las armas.
Los beneficiados son en su mayoría antiguos dirigentes y ex activistas de ETA, que ya fueron expulsados de la organización tras pronunciarse en contra de la lucha armada, aunque también hay entre los trasladados reclusos que no manifestaron su rechazo.
La intención del Ministerio del Interior es continuar con los traslados en las próximas semanas, hasta alcanzar la veintena.
Esta es la primera iniciativa de incentivos y castigos puesta en marcha por el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde que inició el seguimiento de los reclusos de ETA con la intención de debilitar el frente carcelario.
Además, desde el Ministerio dirigido por Rubalcaba se apuesta por enviar estímulos a aquellos presos que se hallen indecisos, pues además de ser acercados al País Vasco, tendrán la posibilidad de cumplir el resto de sus penas todos juntos.
El mensaje que subyace es que sólo en el caso de expresa renuncia a la violencia se cumplirá la vieja reivindicación de la izquierda “abertzale”, la de una mayor cercanía al País Vasco, al Norte de España.
Muchos de los etarras cumplen condenas en lugares extremadamente alejados, sobre todo en prisiones andaluzas, en la otra punta del país.