El medallista olímpico y campeón mundial, el chino Liu Xiang. (Archivo)
Liu Xiang, la carta brava de China en el atletismo olímpico, ha tenido un año irregular y se cuestiona si podrá revalidar su corona en los 110 metros con vallas.
Mermado una dolencia muscular, Liu se retiró en junio de la justa Reebok Classic en Nueva York y luego fue descalificado a otra reunión atlética en Estados Unidos por culpa de una salida en falso. El vallista decidió reducir sus apariciones en pública y redobló la rutina de entrenamientos.
La prensa y dirigentes deportivos chinos temen que Liu no podrá estar a la altura de las expectativas, y que una derrota podría restarle lustre a lo que se perfila como una formidable actuación del país anfitrión.
Muchos chinos opinan que hay dejarlo tranquilo.
"Liu pasó a ser el más famoso de China de la noche a la mañana y reina una percepción de que tiene que responder porque se le ha dado tanto", declaró la estudiante universitaria Lu Haiyang, entrevistada frente al espectacular Estadio Nacional donde el 18 de agosto el vallista disputará su primera ronda de eliminatorias. La final será el 21 de agosto.
"No hay necesidad de estar pegándole con un látigo", dijo Lu. "Aunque si no lo hiciéramos, él sentiría la presión de igual manera".
Como dueños de casa, los atletas chinos buscan desplazar a Estados Unidos del primer puesto en el cuadro de medallas. El que Liu revalide el título es cuestión de orgullo, pues China no suele tener alegrías en las pruebas de pista.
Tras la victoria de Liu hace cuatro años en Atenas, un triunfo en su país frente a 91.000 espectadores sería igual de icónico. Yao Ming, el astro del básquetbol, es la otra gran figura del deporte chino. Pero, a diferencia de Yao, cuyo equipo no es favorito para subir al podio, de Liu se espera un oro.
Su triunfo en Atenas, convirtiéndose en el primer velocista chino en ganar un oro, lo convirtió en uno de los deportistas más idolatrados del país.
Liu fue seleccionado para cargar la antorcha olímpica en el primer tramo de su recorrido al llegar a Beijing en marzo, recibiéndola de manos del presidente chino Hu Jintao.
Era considerado como un oro seguro, pero las dudas se dispararon cuando en junio el cubano Dayron Robles quebró el récord mundial con un tiempo de 12.87 segundos. Liu no ha logrado bajar de los 13 segundos este año.
En una de sus pocas apariciones públicas, Liu no se mostró intimidado por la presión y expectativas.
"La gente creerá que estoy bajo mucha presión, pero yo no la siento", declaró Liu, con su habitual forma lacónica de ser, en una entrevista con la televisora estatal CCTV.