En Kosovo viven alrededor de dos millones de personas, donde el 90 por ciento es de origen albanés, mientras que apenas unos 120 mil son serbios, que viven concentrados en la parte Norte. (Archivo)
La organización asegura que la situación actual es de calma, aunque reconoce que sigue siendo muy tensa bajo la superficie y que incidentes graves de violencia pueden repetirse.
Seis semanas tras la proclamación unilateral de la independencia de Kosovo, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) trata de mantener la estabilidad en esa región balcánica, donde algunos serbios se han manifestado incluso con violencia contra la soberanía kosovar.
La Alianza Atlántica lidera la llamada “Fuerza internacional para Kosovo” (KFOR), compuesta por un total de 16 mil soldados de 34 países, 13 mil 500 de ellos de la OTAN y otros 2 mil 500 de países no aliados como Austria, Suecia, Ucrania o Suiza.
El principal contingente lo aporta Italia, con más de 2 mil 500 soldados, seguido por Alemania con unos 2 mil 400 y Francia con unos 2 mil 300 efectivos, que están repartidos por toda la geografía kosovar.
España, que es uno de los países de la Unión Europea y de la OTAN que no reconoce la independencia de Kosovo, tiene desplegados unos 640 soldados, principalmente en la parte Noroeste.
El comandante en jefe de la OTAN en Kosovo es el general francés Xavier bout de Marnhac.
A pesar de varios problemas de seguridad surgidos tras la proclamación de la soberanía, efectuada el 17 de febrero por el Parlamento en Pristina, Marnhac ha reiterado varias veces que KFOR y con ello la OTAN seguirán aplicando su habitual plan estratégico.
“No hay ninguna necesidad para cambiarlo en los próximos día o semanas”, dijo el general francés a principios de marzo.
Sin embargo, la semana pasada, alrededor de veinte soldados de KFOR resultaron heridos, algunos incluso de gravedad, en violentos enfrentamientos con manifestantes serbios en la ciudad dividida de Mitrovica, en el Norte de Kosovo.
Tras la evacuación de un Tribunal de la OTAN en la parte serbia de la ciudad, ocupado durante días por cientos de manifestantes, las Fuerzas internacionales fueron atacadas por los manifestantes.
En estos incidentes, los más graves desde la proclamación de la independencia, murió un policía ucraniano de la ONU, mientras que 130 personas resultaron heridas.
TENSA CALMA
La OTAN asegura que la situación actual es de calma, aunque reconoce que sigue siendo muy tensa bajo la superficie y que incidentes graves como los de Mitrovica Norte pueden repetirse.
“Nadie puede esperar que los soldados de KFOR vayan a enviar flores cuando se dispara contra ellos. El 17 de marzo nos enfrentamos a manifestantes, pero ahora estamos hablando de asesinos”, dijo Jean Luc Cotard, portavoz de KFOR.
“Hacemos una estricta distinción entre ciudadanos y asesinos. Los soldados de KFOR sabrán responder a cualquier amenaza con medidas adecuadas para defenderse”, advirtió el portavoz.
La OTAN acusa a los serbios de haber usado armas de fuego automáticas y granadas contra las tropas internacionales en la manifestación de la semana pasada, mientras que Belgrado asegura que la OTAN se excedió en su uso de la fuerza.
Tras los incidentes de Mitrovica, la OTAN impuso de facto la Ley marcial en la parte Norte de la ciudad, que fue levantada cuando las Fuerzas especiales de la ONU y el cuerpo de Policía multi-étnico de Kosovo volvieron a la ciudad pocos días más tarde.
Nueve años después de que la Alianza realizara el más importante operativo de su historia -con los bombardeos contra Serbia durante 78 días y el siguiente envío de más de 50 mil tropas- la seguridad sigue siendo su preocupación número uno en Kosovo.
En la ex provincia serbia alrededor de dos millones de personas, donde el 90 por ciento es de origen albanés, mientras que apenas unos 120 mil son serbios, que viven concentrados en la parte Norte y varios en algunos enclaves en el resto de Kosovo.
Y con la opción, impulsada por Belgrado, de dividir el país por líneas étnicas -en una gran parte albanesa en el Sur y una pequeña parte serbia en el Norte- la OTAN no puede permitirse ninguna muestra de debilidad si quiere evitar el estallido de nuevas hostilidades.
