Daniel Alberto Brailovsky parece dirigir el entrenamiento del América con la misma soltura del primer día, pero su sonrisa carece de espontaneidad.
El director técnico de las Águilas sabe que vive su momento más complicado en el banquillo azulcrema, pero afirma mantenerse ecuánime pese a que los altos mandos del club han comenzado a buscarle sustituto.
Las derrotas sufridas ante el Morelia y el Atlas han obligado a la cúpula amarilla a pensar en nombres para ocupar el puesto del Ruso. Rubén Omar Romano, Mario Carrillo y Alfredo Tena, conforman la terna que ha llegado al final de la carrera.
“La directiva tiene que estar preparada absolutamente para todo”, reconoce Brailovsky. “Estás hablando del equipo más importante que hay en México y ellos siempre deben tener alguna alternativa si desean cambiar, así es que...”.
“Para mí, son especulaciones, pero hay que aceptarlo”, agrega. “Para nada siento pasos. Estoy perfecto”.
Y es que el argentino conoce perfectamente lo que representa estar al frente de las Águilas.
“Este club es así y si voy a estar pensando en eso...”, expresa. “Desde el día que llegué he dicho que en lo único que pienso es en ganar cada partido y es lo que estoy haciendo en este momento: pensando en el partido del miércoles, para ganarlo”.
En especial, porque podría representar su última oportunidad para mantenerse en el cargo.
Si el América supera a la Universidad Católica de Chile —mañana por la noche— en su debut dentro de la Copa Libertadores 2008, el Ruso recuperará parte del aire que ha perdido durante los más recientes días, pero un revés podría ser catastrófico para él.
Por lo pronto, este lunes sostuvo su acostumbrada reunión semanal con la cúpula americanista, la cual —asegura— estuvo caracterizada por el buen trato.
“Lo que diga la directiva depende de ellos y yo acepto cada decisión”, manifiesta Daniel. “Lo único que puedo decir es que hoy (ayer) estuve reunido con los directivos, hay cordialidad, hay un gran respeto por el trabajo de cada uno y nunca se han metido en lo que hago”.
Actitud que parece otorgarle tranquilidad en medio del huracán que amenaza con devorarlo.
Brailovsky es un hombre al que le gusta llamarle a las cosas por su nombre, así es que admite el bache en el que ha caído su equipo.
“Acá, cuando se pierden dos partidos, por supuesto que hay crisis”, sentencia. “La realidad, y la asumo, es que se perdieron dos partidos y no se puede volver a perder”.
“Tenemos que ganar el siguiente partido... Así debe ser en esta institución”, complementa. “Hay que ganar a como dé lugar el siguiente partido para calmar un poco las aguas”.
No obstante, el entrenador azulcrema opta por quitarse la mayor cantidad de presión posible. A final de cuentas, para él es un honor estar al frente de las Águilas.
“Desde el día que llegué, dije que disfruto cada momento y acá se tiene que trabajar de esa manera; eso es indudable”, subraya. “Cada momento que estoy aquí adentro, lo disfruto. Teniendo este escudo por delante, lo único que puedes hacer es disfrutar”.
Por eso, intenta mantenerse tranquilo y feliz —como el primer día—, aunque la guillotina penda sobre su cabeza.
