Valorar los niveles de arsénico en aquellos terrenos en donde se pretenda realizar nuevas perforaciones de pozos abastecedores, realizar un mapeo de las zonas con los más altos índices, así como el fomentar el consumo de agua purificada, fueron algunas de las propuestas presentadas por un grupo de alumnas de cuarto año de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C.
Teniendo como asesores al médico Guillermo Milán Montenegro y Gonzalo García Vargas, toxicólogo, Alicia Silva, Ana Cervantes, Paola Alemán, Pamela Alanís y Lucina López, presentaron su proyecto titulado “Hidroarsenicismo crónico en la Comarca Lagunera”.
Tras una ardua investigación, el grupo determinó que la Región Lagunera es la número uno en cuanto a niveles de arsénico en agua se refiere, en todo el país, seguido por los estados de Hidalgo y Puebla.
Dicho problema, según explicó Pamela Alanís, alumna de cuarto año, puede provocar diversos padecimientos entre los que destacan manifestaciones en la piel como hiperpigmentación e hipopigmentación, es decir manchas oscuras o claras en la piel, sobre todo en el tronco del cuerpo, muslos y en la región glútea.
Así como también algunas lesiones premalignas que podrían transformarse en carcinomas (cáncer de piel), “además de otras lesiones como hiperqueratosis, que es el engrosamiento de la piel de casi medio centímetro generalmente en la palma de las manos y pies.
Cáncer de pulmón, de hígado y riñón, son otras de las afectaciones que pueden aparecer tras el consumo de arsénico a través del agua potable, según explicaron las integrantes del grupo de cuarto año.
Razón por la que proponen la valoración de niveles de arsénico en los terrenos antes de una nueva perforación, la realización de un mapeo, entre otras acciones.
“Es un problema que se debe de atacar de raíz”, señala Guillermo Milán, quien propone que mientras las autoridades llevan a cabo acciones para disminuir los niveles de arsénico de aquellos pozos que rebasan los límites indicados, tanto por la Norma Oficial Mexicana como por la Organización Mundial de la Salud (OMS), promover la compra de garrafones de agua purificada y la entrega de los mismos en aquellas comunidades marginales, y cuyos índices son elevados.
“Lo importante es no quedarnos con los brazos cruzados esperando que las autoridades hagan algo por remediar este problema”, puntualizó Guillermo Milán.