El ciclón que se abatió este fin de semana sobre varias regiones de Myanmar dejó un saldo confirmado de 4 mil muertos y más de 3 mil desaparecidos, pero las autoridades de ese país del Sureste asiático estimaron que la cifra de víctimas rebasó las 10 mil personas.
El ministro de Relaciones Exteriores, Nyan Win, dio la cifra y afirmó que su país necesita ayuda internacional.
Myanmar (antes Burma o Birmania) se encuentra bajo sanciones internacionales de parte de Estados Unidos y la Unión Europea debido a que es gobernado por una Junta Militar acusada de represión ante organismos internacionales. El país tiene poco contacto con el mundo exterior y en septiembre de 2007 fue escenario de protestas pro-democráticas de parte de monjes budistas.
Win dijo que el Gobierno militar está dispuesto a aceptar la ayuda internacional, dando luz verde a los preparativos en distintos países. Se trata de una concesión inusual por parte de un Gobierno que rechazó ayuda tras el devastador tsunami de finales de 2004.
“Según las últimas informaciones, más de 10 mil personas han muerto”, aseguró Nyan Win. “Aún se está recabando información, por lo que podría haber más víctimas”, añadió.
El ciclón “Nargis” azotó el sábado la nación del Sureste asiático, con vientos de hasta 193 kilómetros por hora. El meteoro arrancó los techos de centenares de viviendas, dañó hoteles, escuelas y hospitales en Yangón (Rangún), la ciudad más grande de Myanmar, que quedó sin electricidad.
Miles de sobrevivientes del ciclón se encuentran a la intemperie, sin agua potable, electricidad o acceso a información sobre la situación.
La situación en zonas rurales seguía poco clara por la poca comunicación pues las carreteras quedaron intransitables.
La ayuda no ha llegado a muchas regiones y muchos afectados critican la lentitud en la respuesta de las autoridades.
Informaciones indican que miles de edificios han sido derribados, que la red eléctrica está destrozada y que los árboles fueron arrancados de raíz.