Los senadores demócratas Charles Schumer, de Nueva York (der.) y Richard Durbin de Illinois, se dirigen al Senado en Washington para continuar trabajando en las negociaciones del programa de rescate al sistema financiero de EU. (EFE)
Señalan republicanos que no adoptarán un plan carente de fundamentos sin medir las consecuencias.
Los demócratas en el Congreso y los senadores republicanos aceleraron la marcha ayer para llegar a un acuerdo sobre un multimillonario plan de rescate del sector financiero, con la mirada nerviosa puesta en la apertura de los mercados de mañana.
Sin embargo, los republicanos dijeron que no adoptarán un plan carente de fundamentos sin medir las consecuencias.
El presidente George W. Bush, quien busca una acción rápida, mandó al secretario del Tesoro, Henry Pulson, de vuelta al Capitolio, donde trabajaban los legisladores el fin de semana.
La campaña presidencial tiene un importante papel en las negociaciones. El candidato republicano John McCain y el demócrata Barack Obama se pusieron en contacto con los principales negociadores y ofrecieron ayuda dentro del proceso, aunque no participan directamente en el diálogo.
“La meta es obtener un acuerdo final para mañana”, dijo el dirigente de la mayoría en el Senado, Harry Reid. “Podríamos no lograrlo, pero estamos tratando con mucho empeño”, dijo.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que podría tenerse un anuncio anoche. Pero los dirigentes republicanos de la Cámara de Representantes, quienes han rechazado algunos elementos del plan de Bush, parecían poco dispuestos a ceder para entonces.
“Hay algunas cuestiones que siguen siendo discutidas”, dijo el dirigente de la minoría en la Cámara, John Boehner, en declaraciones a la prensa durante la tarde, mientras los legisladores ingresaban a la primera sesión de negociaciones entre senadores y representantes, no solamente empleados legislativos. “No deberíamos rescatar a Wall Street a costa de los contribuyentes estadounidenses”, indicó.
Previamente, Bush manifestó su confianza de que los legisladores aprobarían un plan de rescate pronto. Reconoció que muchos estadounidenses están molestos porque hasta 700 mil millones de dólares en impuestos son necesarios para cubrir los errores de las empresas en Wall Street.
El plan de rescate tiene como finalidad quitar de las manos de los bancos los créditos no cobrados que amenazan con descarrilar la economía y sumir al país en una grave depresión. Algunos legisladores compararon la situación a un accidente de tránsito que ha causado un enorme embotellamiento, en este caso, en la economía. El rescate tiene como fin retirar los autos averiados para que los créditos puedan fluir nuevamente a los solicitantes, dijeron.
Muchos republicanos en la Cámara están en desacuerdo con varias partes del enfoque dado por el Gobierno. Los negociadores buscan resolver algunas de sus demandas para hacer que un número razonable de ellos decida apoyar el plan, que es rechazado por un amplio sector del electorado.
En ese sentido, los demócratas y el Gobierno dijeron estar dispuestos a incluir el plan republicano de que el Gobierno asegure los valores hipotecarios en riesgo, pero solamente como alternativa, no un reemplazo total a la idea de comprar esos bienes sin liquidez.
Puntos pendientes
Entre los puntos que se encuentran aún en discusión para aprobar el rescate financiero de EU están:
Los candados para asegurar la suspensión de la entrega de recursos si el plan no está funcionando.
Este punto establece que si después de la entrega de la mitad de los 700 mil millones de dólares para rescatar a las empresas financieras en dificultades o al borde de la quiebra, no se observa los resultados esperados, el Congreso bloquearía la segunda entrega.
Otros puntos que son negociados por los legisladores es el destino final de los recursos, el costo para los contribuyentes y los mecanismos de control.
El plan de rescate tiene como objetivo comprar a las instituciones financieras los créditos hipotecarios en mora -que amenazan con llevar al país a una grave recesión- y reactivar el crédito de inmediato.
Aprueban ayudas para compañías automovilísticas
El Senado de Estados Unidos aprobó ayer un programa que permitirá al sector del motor obtener préstamos por valor de 25 mil millones de dólares, como parte de un paquete de gasto que también asigna un presupuesto récord al Pentágono.
La Cámara Alta ratificó ayer por 78 votos a favor frente a 12 en contra el proyecto de Ley, que ya fue aprobado por la Cámara de Representantes, por lo que irá directamente al despacho del presidente George W. Bush, quien ya ha adelantado que lo firmará.
La propuesta legislativa prevé que el Gobierno dedique 7 mil 500 millones de dólares a avalar préstamos privados por valor de 25 mil millones de dólares a bajo interés para los fabricantes de automóviles General Motors, Ford y Chrysler.
Los “Tres Grandes de Detroit” están embarcados en una reestructuración sin precedentes, con la eliminación de miles de puestos de trabajo y el cierre de factorías, para responder a las pérdidas de decenas de miles de millones de dólares de los últimos tres años.
Su situación se ha complicado con la crisis financiera, que ha secado las fuentes de financiación. Las compañías pretenden usar el dinero para desarrollar nuevas tecnologías que reduzcan el consumo de sus automóviles y para producir vehículos eléctricos o híbridos.
La ayuda a los fabricantes de automóviles está incluida en un paquete presupuestario por valor de más de 630 mil millones de dólares que permitirá el funcionamiento normal de las agencias públicas hasta marzo.
El mayor beneficiado será el Pentágono, que recibirá 488 mil millones de dólares. Aunque récord, esa cifra es menor que los 492 mil millones de dólares solicitados por la Administración.
La Ley también levanta la prohibición, presente desde hace 25 años, de explotar petróleo y gas natural en alta mar en las costas pacífica y atlántica, una cláusula que había exigido la Casa Blanca bajo amenaza de usar su poder de veto. No obstante, la Ley mantiene la restricción en el Golfo de México.
Además, dedica 23 mil millones de dólares de ayuda a las víctimas de los huracanes de este año en la costa del Golfo y de inundaciones en el Centro del país, una partida que habían defendido los demócratas.