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Proceso electoral

addenda

Germán Froto y Madariaga

Recientemente se inició en Coahuila el proceso electoral pare elegir diputados al Congreso Local.

Este proceso plantea viejas y nuevas inquietudes entre los dirigentes de los diversos partidos políticos que habrán de participar en la contienda electoral.

Algunas de estas inquietudes fueron planteadas en la sesión del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, con la que se dio inicio al proceso, por el presidente del PRI, licenciado Rubén Moreira Valdez.

Es importante destacar las mismas, porque los procesos electorales son actividades cívicas en las que tenemos que estar comprometidos todos para el efecto de mejorarlos y poder así vivir en un sistema democrático más acabado.

La primera reflexión que se plantea, tiene que ver con la reciente reforma electoral federal y los medios de comunicación, pues se afirma y con razón, que no existe “una ruta clara para el uso de los medios de comunicación electrónicos”.

Es bien sabido el papel preponderante que juegan los medios electrónicos en todo proceso electoral. En la mayoría de los casos, estos medios, junto a la prensa escrita, son determinantes para el resultado del proceso, de manera que si no hay claridad en la forma en que éstos deben conducirse, puede generarse un verdadero caos y la influencia de ellos puede sesgar el proceso de una forma u otra.

Nos guste o no, tenemos que aceptar que en el último proceso electoral federal, los medios jugaron un papel determinante y tan fue así, que en ellos se centró la mayor parte los reclamos jurídicos que formularon los partidos perdidosos. La televisión, de manera especial, es un medio especialmente pernicioso cuando se trata de generar campañas sucias en contra de determinados candidatos.

Debe entonces dársele claridad en la forma y tiempos en que los partidos políticos pueden utilizar los medios electrónicos, a efecto de que los procesos se desarrollen dentro de un marco legal de equidad y sana competencia política.

Otro aspecto preocupante es el hecho de que existen estadísticas en el sentido de que cuando un proceso como el que se avecina, corre solo, la participación de la ciudadanía es muy baja, porque no se alcanza a despertar un verdadero interés en este tipo de elección.

Antes de esta elección, las de diputados locales corrían junto a las de alcaldes. Pero al cambiarse el tiempo de duración de los ayuntamientos, se desfasaron y ahora, como se dice, correrán solas.

De por sí que hay estadísticas que arrojan un grado bajo de participación, como el treinta por ciento que se registró en la elección federal de 2003. Si a ello le añadimos encuestas que revelan que sólo el seis por ciento de la población de Coahuila, manifiesta estar consciente de que habrá elecciones este año, resulta fundada la preocupación de que exista una profusa difusión de parte de las instancias electorales para que todos estemos pendientes de esta elección y dispuestos a participar en ella.

No debemos olvidar que la Ley de Coahuila acota demasiado la propaganda electoral, de manera que pasamos de un extremo a otro. Pasamos de un ambiente en el que las ciudades se inundaban de propaganda y hasta se ensuciaban con ella, al ambiente en que las campañas ni se sienten. Y ambos extremos son malos.

Aunado a lo anterior, está la preocupación de la campaña nacional que informa que las llamadas credenciales 03, deben cambiarse. En Coahuila existen 458 mil de esos casos, “lo que representa el 26% del padrón electoral”. Sus titulares están en la idea de que ese documento no servirá para esta elección. “Si lo anterior se generaliza y ellos no acuden a las urnas, el abstencionismo alcanzaría niveles catastróficos”.

En efecto, una cosa es no tener la credencial actualizada y otra muy distinta no ser elector. Por ello debe dársele claridad y certeza a ese tema, para evitar que caigamos en un abstencionismo por ignorancia. Ello es responsabilidad también de las autoridades electorales y de los partidos políticos.

A su vez, es tiempo ya de dejar atrás las campañas que sólo tienden a denigrar a los adversarios. Esas que fincan su triunfo en la mentira, la diatriba y las calumnias. Esa es una forma de política baja que denigra más a quienes la practican que a sus adversarios.

El respeto a la democracia y a la dignidad de las personas debe estar por encima de cualquier forma de hacer campañas.

Por actuaciones como la mencionada, es que la gente termina asqueada de los actores políticos y se considera a la política como algo detestable y sucio.

La tarea que tenemos enfrente es ardua, pero con responsabilidad y trabajo recto se puede cumplir con ella.

Todos tenemos parte de esa tarea. No podemos dejar de cumplir con ella si en verdad queremos un Coahuila mejor.

Por lo demás: “Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano”.

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