El presidente Felipe Calderón reiteró que la posición de México en la reunión del grupo de los 20 (G-20) en Washington será activa; se propondrá un fortalecimiento y trabajar activamente en el rediseño de la arquitectura financiera internacional.
Este rediseño debe partir de varias premisas. Una es replantear la forma en que se encuentran estructurados los organismos financieros internacionales, apunto el mandatario ante medios de comunicación extranjeros.
"Nosotros partimos de la premisa de que va a haber una posición de mucho más participación y mayor equilibrio en tales organismos entre países desarrollados y economías emergentes, o países en desarrollo", detalló en la reunión celebrada la víspera en Los Pinos, en la que estuvo también el secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
Asimismo, Calderón Hinojosa subrayó la urgencia de revisar la estructura administrativa y los procesos de decisión de esos organismos, a fin de que respondan con mucho mayor velocidad y oportunidad a las condiciones imperantes en la economía mundial.
Es decir, que la retracción o la contención del crédito privado que en la coyuntura se provoca en todas las economías pueda ser suplido por la presencia subsidiaria, supletoria de los mecanismos y de los organismos financieros internacionales.
Desde el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o muchos regionales que existen en el Sistema Financiero Internacional, explicó.
Por otra parte, agregó Calderón, que la respuesta de esos organismos sea más oportuna, porque los procesos de otorgamiento de créditos previstos hasta ahora, que llevan para su desembolso meses y hasta años, es totalmente inadecuada a las circunstancias cambiantes de la economía mundial.
Dijo sentirse "muy tranquilo", seguro, por la experiencia del equipo económico mexicano, encabezado por Carstens, quien ha ocupado cargos de la mayor relevancia en organismos internacionales, en el FMI concretamente, que permitirá participar activamente en el planteamiento de las causas que llevaron a la economía mundial a esta crisis.
Básicamente, tiene que haber un rediseño de los mecanismos de supervisión y de evaluación de las entidades financieras, sin que una mayor regulación, que es esperable, derive en una parálisis en la operación de esos mismos mecanismos, afirmó el titular del Ejecutivo.
En el tema de cómo sortear la crisis, México pondrá sobre la mesa la necesidad de establecer políticas contracíclicas que estén coordinadas a nivel internacional, indicó.
Es decir, explicó, que "el esfuerzo que realice México o cualquier nación de manera aislada sería mucho más fructífero y generaría mayores sinergias si se produce a la par de esfuerzos coordinados, de estímulo económico en varias naciones y varias regiones simultáneamente".
La manera de evitar la parálisis de la economía mundial requerirá la participación coordinada y muy activa de todos los gobiernos, y me parece que será uno de los temas que se deberán plantear en el G-20, comentó.
Calderón señaló que se necesita también que se sigan detonando y acelerando los procesos para estabilizar los mercados financieros, así como generar una actitud de liderazgo, que dependerá, en gran parte del liderazgo que asuma Estados Unidos a partir de su próxima presidencia.
"Un liderazgo que verdaderamente le dé certidumbre y reduzca el estado de alerta, de pánico o de temor, que más allá de las razones económicas que lo sustenten también inciden en el deterioro de las expectativas y generan las llamadas profecías que se autorrealizan, una baja generalizada de expectativas y un deterioro de la confianza de consumidores e inversionistas.
Se requiere un liderazgo coordinado que genere una nueva expectativa creíble y viable de no sólo un relanzamiento de la economía mundial, sino más allá de los efectos de coyuntura, una perspectiva mucho más amplia acerca del futuro, sostuvo.
En este contexto, consideró que los frutos, o los resultados concretos de esa reunión, deben ser vistos con moderadas expectativas, y en todo caso sería deseable contar hacia el final del encuentro con mecanismos, equipos de trabajo, tareas concretas y asignadas que permitan preparar y trabajar en ulteriores reuniones del G-20 orientadas a dar una respuesta más completa.