En estos días se ha revivido la idea de implantar en el área Metropolitana de Monterrey un programa de “Hoy no Circula” similar al que existe desde hace años en la Ciudad de México. Algunos comentaristas de radio y televisión han visto con agrado la propuesta, que en encuestas informales pareciera tener la simpatía de la población.
Esta idea, que supongo es bien intencionada, es también una muestra de que el público conoce muy poco sobre el tema, mientras que nuestras autoridades insisten en seguir atendiendo los problemas de la ciudad copiando, sin cuestionar y evaluar, acciones que son ineficientes y socialmente costosas.
El concepto de “Hoy no Circula” nació en México en Noviembre de 1989, cuando el gobierno del Distrito Federal implantó una regulación que prohibía la circulación de cada automóvil un día específico a la semana.
El objetivo, según las autoridades, era aliviar los problemas de contaminación y congestionamiento de tráfico en la Capital del país. Este programa ha registrado, desde entonces, diversas modificaciones y adecuaciones, en algunos casos eximiendo del mismo a los vehículos nuevos.
El 11 de mayo del 2005, el Gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, presentó una iniciativa de Ley Ambiental del Estado al Congreso local, que contemplaba en su artículo 150 la posibilidad de implantar un programa similar al vigente en la Ciudad de México, sobretodo en casos de “contaminación ostensible, o para prevenir y reducir las emisiones de contaminantes…”
Hoy el tema vuelve a ser motivo de discusión, como lo es también en algunas otras ciudades del país. Es conveniente preguntarnos: ¿Qué nos dice la ciencia económica sobre este asunto? ¿Cuál ha sido la experiencia del programa “Hoy no Circula” en la Ciudad de México?
La ciencia económica nos enseña que regulaciones como el “Hoy no Circula” son esquemas de racionamiento bastante ineficientes, que imponen costos en bienestar social mayores a los que se derivan de la aplicación de mecanismos de mercado para alcanzar los mismos objetivos.
De hecho, la ciencia y la experiencia muestran que, sin lugar a dudas, estos últimos son más efectivos en reducir el tránsito vehicular y abatir la contaminación ambiental, que cualquier intento burocrático con el mismo objetivo.
La experiencia del “Hoy no Circula” en la Ciudad de México fue estudiada con detalle por especialistas del Banco Mundial desde 1997. Los resultados de esa investigación deberían formar parte de la evaluación de cualquier propuesta en el mismo sentido, con el fin de ir más allá de las “latidas” de políticos y gobernantes que, lamentablemente, son la base fundamental de muchas políticas públicas en nuestro país.
El estudio en cuestión encontró que el programa “Hoy no Circula” había sido contraproducente, ya que en la práctica aumentó el tráfico vehicular y los niveles de contaminación en la Ciudad de México. Uno de sus hallazgos más interesantes fue la modificación que propicio dicho programa en el movimiento de autos usados entre las diferentes entidades del país.
La Capital era tradicionalmente una exportadora neta de autos usados al resto del país, pero se convirtió en importadora neta en los años posteriores a la implantación del “Hoy no Circula”.
Los datos muestran que antes de dicho programa, la Ciudad de México exportaba en promedio 74,000 autos usados al año al resto del país, mientras que importó un promedio de 85,000 autos usados anuales en los primeros cuatro años posteriores a la aplicación de dicha regulación.
El estudio encontró que la adquisición de autos usados fue la respuesta de los habitantes de la Ciudad de México a la regulación. Esto se tradujo en un incremento en el uso de los vehículos que elevó el tiempo de manejo total, el consumo de gasolina, los accidentes viales y el nivel de contaminación. Agudizó, además, el problema de la corrupción, ya que le brindó a los agentes de tránsito nuevas oportunidades para extorsionar a los automovilistas.
El director de Control de Tránsito de la SSP de la Ciudad de México en el año 2001, Roberto Velásquez Olazábal, declaró entonces que los embotellamientos vehiculares se agravaron “a partir de la implantación del programa Hoy no Circula, pues muchas familias adquirieron nuevos automóviles….o arreglaron sus unidades viejas.”
La expansión del parque vehicular con autos usados tiene implicaciones obvias. Los autos viejos son menos eficientes en el consumo de gasolina debido tanto al diseño original, como a su deterioro en el tiempo. Una parte de la poca eficiencia en el uso de combustibles de los autos viejos se debe a su combustión incompleta, lo que hace que sean más contaminantes por kilómetro transitado y por litro de gasolina consumido.
No extraña, por tanto, que en marzo de 1999 el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) haya señalado en su informe 1998-1999 que el Distrito Federal ocupaba el primer lugar en el escalafón de las ciudades más contaminadas del mundo.
Es paradójico, además, que mientras por un lado se vuelve a hablar sobre la posibilidad de implantar en Monterrey el “Hoy no Circula”, que alentaría la entrada a la entidad de autos usados; por otro lado las autoridades insisten en que desean evitar la entrada de autos chatarra a la entidad, lo que sin duda sería una consecuencia de la implantación de un programa como el referido.
En síntesis, la teoría y el análisis nos enseñan que el “Hoy no Circula” es una forma costosa, para los individuos y para la sociedad, de tratar de reducir la contaminación y el tráfico de vehículos. La semana próxima comento algunas alternativas más eficientes y efectivas para atacar ambos problemas.