En esta fecha, 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, se tiene la costumbre de escribir poesías y alegorías alusivas a la fecha; yo quiero hablar sobre algo que me parece muy interesante de comentar. Se dice que cuando una persona se casa, se logra tener una pareja, hijos, un hogar, estabilidad, etc., pero, de acuerdo a investigaciones realizadas, se ha llegado a la conclusión, que el matrimonio trae consigo, además de todo lo señalado, una vida más saludable y longeva. Entre los casados existen menores tasas de enfermedades cardiovasculares, cáncer, problemas respiratorios y trastornos mentales.
El matrimonio ayuda a la pareja a lidiar con el stress, el cual produce cambios químicos en el cuerpo porque el cerebro envía señales químicas que activan la secreción de hormonas en la glándula suprarrenal. Las hormonas activan una reacción en cadena en el organismo: el corazón late más rápido y la presión arterial sube, la sangre se desvía del intestino a los músculos y el nivel de insulina aumenta para permitir al cuerpo metabolizar mayor energía. A corto plazo (como en una situación de amenaza) no es dañino porque sirve para evitar el peligro, pero si persiste ese estado, el organismo puede originar enfermedades cardiovasculares, artritis, impotencia, colitis, diabetes, migrañas, etc.
Sin embargo, en estudios realizados se concluyó que las personas que tienen quienes las quieran y se preocupen por ellas, como en los matrimonios estables y felices, el hecho de que la pareja la tome de la mano, hace que el stress desaparezca, como si la pareja tuviera un papel de “analgésico”, siendo más efectivo en los hombres porque ellos salen del trabajo y llegan a su casa a descansar, ver la televisión, reconfortarse, etc., en cambio la mujer que trabaja, llega a hacer la comida, hacerse cargo de las labores del hogar, vigilar a los hijos, etc., siguiendo angustiada; pero, si se le compara con una mujer solitaria, de alguna manera se siente reconfortada, porque las solteras, no tienen ese “paliativo” de la compañía y el apoyo.
Si no se tiene pareja, es bueno sentirse indispensable en algo, como tener una labor social, pertenecer a un grupo religioso, cuidar niños, ancianos, Cáritas, grupos de oración, etc. Lo importante es sentirte útil. Recuerden que Erich Fromm dijo que “es mejor amar que ser amado”, así es que debemos depositar nuestro amor en algo o alguien.
Erich Fromm.- “El Arte de Amar”. (Lectura muy recomendable).
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