Somos campeones del fútbol nacional y todavía lo seguimos disfrutando en las pláticas familiares, en las escuelas, en el trabajo, con los vecinos, en los medios locales, etc., recordando todo lo que sucedió alrededor del equipo Santos, y posiblemente se seguirá comentando hasta el siguiente campeonato. El lunes pasado el equipo desfiló desde el monumento a Francisco Sarabia en Lerdo, a través de los bulevares Miguel Alemán de Gómez Palacio e Independencia de Torreón, hasta terminar en Cuatro Caminos, estimándose que fueron vitoreados por casi medio millón de laguneros, de las tres ciudades y las aledañas. El grupo más nutrido se concentró en las afueras del hotel donde estaban alojados. Era impactante ver a familias enteras lanzando porras a sus “héroes” y las caras de alegría de los niños, quienes, además de estar acompañados de toda la familia, veían de cerca a los jugadores.
Probablemente las personas no asistieron a sus trabajos, o se salían de sus centros de labores para presenciar el desfile, porque sí eran muchísimos laguneros apostados a lo largo del recorrido, incluyendo a quienes los acompañaron a pie todo el camino, (de Torreón a Lerdo, como dice la canción) y camiones con porristas grite y grite, y las “guerreritas” baile y baile.
Todo eso está bien... muy bien... estos momentos de alegría “desestrezan” (como decía alguien de la multitud), y son necesarios para seguir soportando los sinsabores de la vida diaria, pero, lo que no entendemos son las agresiones verbales sin ton ni son. En el juego de la final, estaban en platea un grupo de jóvenes (19 a 22 años, aproximadamente), que se la pasaron casi todo el partido (no crean que un rato... no... ¡casi tooodo el partido!...) gritándole “men... de mad...” al técnico del equipo visitante sólo porque tenían las ganas de hacerlo. Claro que si perdemos o triunfamos es culpa del manejador de cada equipo, pero, ellos sólo están haciendo su trabajo y su propósito principal es ganar; de ahí que las “men... de mad...” salen sobrando. Solamente que sea una nueva estrategia, o un nuevo tipo de porras de ánimo para nuestro equipo... (????...)... pero, lo dudo...
Si no es así, aquí lo que se puede detectar es que esos jóvenes tienen un conflicto muy severo con las figuras de autoridad, probablemente con la imagen paterna y se desquitan en el anonimato (lo hacen en “bola” y entre la “bola”) contra quienes detentan algún tipo de poder, en el ámbito que sea, para sentirse recompensados. A estas personas les recomiendo que dejen en casa sus conflictos y disfruten las ocasiones de alegría compartida, sin necesidad de ofender a alguien que siendo un trabajador como cualquier otro, tan sólo está cumpliendo con una obligación: llevar a su equipo a la victoria.