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Psicomentarios / FELIZ NAVIDAD

Coty Guerra

La Navidad debiera ser una época muy bonita: de convivencia familiar, de regalos, de comilonas, de saludos a los amigos, llamadas telefónicas a los parientes, etc., en fin... de dar y recibir afecto. Sin embargo, año con año esto cada día es más difícil de lograr en nuestra ciudad. Mantener a la familia unida hoy en día es una labor titánica porque los hijos tienen mejor comunicación con el mundo externo que dentro de la casa; hasta hace pocos años Torreón era una ciudad que todavía permitía la relación con parientes y amigos, ahora con las distancias (y la inseguridad) es difícil que esto suceda y los habitantes no se ven con frecuencia; inclusive se tiene la idea de celebrar las fiestas decembrinas no con las cenas tradicionales, sino con comidas para que todos los familiares puedan asistir por ser más conveniente transitar de día que por la noche.

Lo mismo debería de hacerse entre los jóvenes. En lugar de ir a los antros, en donde empiezan a las 12 de la noche para regresar a sus casas a las cuatro o cinco de la mañana, lo más conveniente sería que las posadas fueran “tardeadas” que empezaran a las cinco o seis de la tarde, o “tertulias” a las ocho o nueve de la noche. Esto era lo que pasaba en nuestros tiempos y la diversión era la misma: ver a las chavas y los chavos populares, bailar entre ellos, divertirse, tomar la copa moderadamente, conocer nuevos amigos, iniciar noviazgos, etc., sin los riesgos de ahora.

La realidad es que todas las reuniones juveniles actuales están regidas por el excesivo consumo de bebidas embriagantes; es penoso reconocerlo, pero así sucede. Mientras más noches sean las fiestas, menor vigilancia se tiene por parte de los padres y, consecuentemente, mayor ingesta de alcohol. Sin embargo... ¿quiénes dan el dinero para ello?... ¡los propios padres!... Por eso, es imperdonable que quienes tienen el poder económico (los padres) no puedan ejercer el dominio.

Los padres deben hacer un alto y recapacitar qué es lo que se debe hacer, pero no de dientes para afuera, porque pareciera que todo se les va en quejarse y platicarlo. Hay que dedicarles tiempo y esfuerzo, como se hace con una nueva empresa... ¡se trata de los hijos!...

A todos ustedes, padres e hijos, les deseo una muy ¡Feliz Navidad!...

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