La mente humana siempre ha tenido la tendencia a simbolizar la realidad, incluyéndose a ella misma a la que ha comparado y llamado de múltiples maneras, la naturaleza no siempre se percibe de la misma forma ya que depende del tipo de emociones y creencias, la esencia del pensamiento abstracto influye sobre las ideas las que se hacen más extensas y profundas, las emociones como siempre reaccionan a las percepciones que cuando muestran la realidad son por naturaleza protectoras y constructivas, la distorsión de la realidad o desconocimiento de ella hace que las emociones lleguen a ser inútiles o destructivas, no sólo de pan vive el hombre un dicho popular que indica con claridad la ambición casi infinita de nuestra mente que no se satisface sólo con la visión utilitaria o concreta, necesita conocer y embellecer lo conocido, un poema, la música, un hermoso atardecer, el aroma de una flor, las montañas y el pantano la vida misma se puede experimentar de una forma exclusiva del humano, así mismo relaciona características de la naturaleza con sus mismas concepciones morales e intelectuales, el cerdo y la garza, el tigre y el cordero, la serpiente y el águila dejan de ser sólo lo que son para provocarnos emociones que provienen de la simbolización que hacemos de nosotros y de lo que nos rodea, aparecen entonces miedos, deseos, admiraciones y odios.
La serpiente del paraíso sedujo a la mujer de Adán, la convenció a desobedecer la prohibición de morder la manzana en el jardín del edén, el patriarca montó en cólera y los expulsó del lugar de la felicidad, inmortalidad y obediencia, la serpiente simboliza la maldad, bajeza y rebeldía, sin embargo el humano es por naturaleza rebelde y aunque sigue las reglas primero han de pasar por su inteligencia y emoción (o debiera), cuado es obligado a obedecerlas siente ira, ansiedad y frustración, cuando es por sumisión, poca inteligencia o ignorancia vive en un mundo deshumanizado en la misma medida, la serpiente entonces puede significar el impulso a la autonomía, libertad y un deseo irresistible de no perder contacto con la realidad.
El águila en cambio significa dignidad, moralidad, fuerza, valentía y poder, por eso se encuentra en los emblemas de muchos pueblos y es admirada por muchas culturas, el vuelo del águila ha significado el pensamiento poderoso e independiente que siente desprecio a lo que repta en el suelo, algunas filosofías han ignorado algunos aspectos de la realidad que consideran vulgares e indignas de la naturaleza humana, el pensamiento libre de las cadenas de la realidad vuela a grandes alturas como corresponde a la grandeza del hombre, Platón decía que para conocer las estrellas había que pensar en ellas no verlas, hasta la fecha el pensamiento Platónico continúa incrustado en la mente de personas y pueblos, los resultados han sido desastrosos pues la única forma de humanizarnos es hacer funcionar en forma efectiva el cerebro, además de que la realidad cuando no se percibe se desaprovecha o daña.
Lo inmediato o concreto lo percibe nuestra inteligencia objetiva, nos permite ser prácticos y eficientes en la solución de los problemas concretos, capta la vida de manera efectiva aunque superficial, en cambio el pensamiento abstracto logra encontrar el sentido profundo de las cosas, busca el cómo, por qué y para qué de la naturaleza y la vida, surgen de esta manera desde el misticismo hasta ideas geniales como las de Einstein que pudo entender del tiempo, espacio y energía de una manera nueva de cómo se había logrado, la fantasía del niño convertida en imaginación creativa del adulto nos lleva a entender la teoría de la relatividad, esta función puede ser justamente simbolizada por el águila.
La serpiente y el águila forman parte de dos polos del misticismo prehispánico como se puede ver en Quetzalcóatl de los teotihuacanos o en el kukulcan de los Mayas (en ambos dialectos serpiente emplumada).
La preponderancia de la serpiente nos hace prácticos y efectivos pero sin penetrar la esencia y belleza de la vida, las artes no existirían, tampoco los sueños, imaginaciones o utopías benignas (proyectos difíciles pero a la larga indispensables), el conformismo con la realidad inmutable sería nuestra condena, la civilización y la mente se mantendrían estáticas, no existirían las ideas que son el motor del avance humano.
Exagerar el pensamiento abstracto sin tener suficientemente en cuenta la realidad nos llevaría al absurdo “platónico” de fabricar pensamientos sin contacto con la realidad, llegaríamos casi al delirio, la vida tendría enormes y peligrosas complicaciones ya que la realidad no perdona ser ignorada, las utopías serían fanatismos absurdos, proyectos inútiles e imposibles ocuparían y desperdiciarían nuestras energías y al adquirir poder llegarían como han sido sumamente destructivas.
El filósofo Federico Nietzsche en “así hablaba Zaratrustra” representa un sabio ermitaño que sólo convive con el sol (significa la luz de la realidad) y sus amigos un águila y una serpiente, la serpiente se enrosca en el cuello del águila incluso cuando ésta vuela en convivencia amigable y permanente, Zaratrustra les pide que lo acompañen y lo aconsejen juntos pues por separado uno lo llevaría a la mediocridad y el otro a la locura.
Algunos hombres de genialidad han llegado a descubrir elementos fundamentales de la naturaleza humana sin tener las pruebas concretas o conocer los mecanismos biológicos que la producen, otros con más fantasía que genialidad han errado y sus errores aún los sufrimos.
Ahora sabemos más del funcionamiento del cerebro humano, conocemos que el hemisferio izquierdo procesa preferentemente la inteligencia objetiva y concreta, es el planificador y organizador, el lóbulo derecho tiende más a la fantasía e imaginación, las artes y filosofías se estructuran en él, es el soñador e idealista, la ciencia tiene en ambos hemisferios sus fundamentos, sin las hipótesis atrevidas que se estructuran en el lado derecho que busca imaginativamente conexiones misteriosas en la naturaleza la ciencia sería limitada e intrascendente, pero sin la comprobación y valoración del hemisferio izquierdo la ciencia se convertiría en una inútil y dañina ficción.
El humano es águila y serpiente como certera y poéticamente escribió Nietzsche, posiblemente los prehispánicos intuyeron algo semejante, existen personas que tienden a ser más concretas y otras soñadoras debido a una relativa preponderancia de uno u otro hemisferio cerebral, la cultura actual tiende a estimular más a la serpiente que al águila, la vida, el pensamiento y emociones son concretos, prácticos y superficiales, cuando estimulan al águila es con poco o nulo contacto con la realidad tendiendo a la sugestión y engaño, la esencia de la vida, naturaleza y de la misma humanidad son mal conceptualizadas, los resultados son peligrosos, a corto, mediano y largo plazo.
La inteligencia concreta y abstracta deben estimularse adecuadamente, no hacerlo nos condena al primitivismo o a la locura.