Los instintos y emociones no son como se ha llegado a pensar las partes obscuras y malignas de nuestra humanidad, al contrario están al servicio de la vida y su permanencia, pero también pueden ser causa de muerte y destrucción, la naturaleza humana es más complicada por el extraordinario desarrollo del cerebro que permite percepciones por encima a la de los demás seres conocidos, el cerebro permite no sólo ver el entorno sino entender su esencia y los mecanismos íntimos que participan en él, las emociones e instintos funcionan estimulados no sólo por eventos concretos sino también las interpretaciones que hace de ellos, estamos expuestos a demasiados estímulos y posiblemente por eso excluimos eventos reales y algunos de fundamental importancia de nuestra conciencia, el no pensar en los problemas o restarles importancia así como el buscar el apoyo mágico a nuestros sufrimientos son algunos de estos mecanismos, sin embargo esto es potencialmente paralizante y peligroso.
El amor algo que surge de nuestro instinto y es un factor donde se sustenta la permanencia de nuestra especie, la necesidad de ser protegido en la infancia y la de proteger en el adulto son dos formas de amar que se combinan en diferentes proporciones dependiendo del rol biológico donde estemos, como emociones opuestas al amor se encuentran el desprecio, ira y odio que aparecen como todas las emociones debido a una situación exterior o interior, el desprecio es la poca importancia que damos a los demás, puede aparecer por no evaluar correctamente la realidad debido a información insuficiente o equivocada, el desprecio lleva a tratar a los demás sin consideración o respeto aunque aparezca lástima o caridad, la destructividad hacia ellos puede llegar con más facilidad y es una de las causas de la discriminación irracional de clases, racial o cultural, el que desprecia tiene un sentimiento de superioridad, la inteligencia y la correcta información permiten distinguir lo superficial disminuyendo con ello el deprecio irracional.
La ira es una emoción que nos prepara para la lucha en defensa del territorio, familia o grupo, también funciona en el ataque para dominar o quitar territorio a los demás, es un instinto sano y vital, la emoción se ajusta a las circunstancias, en los grupos tiende a ser regulada evitando al máximo la lucha entre sus miembros, la emoción se presenta en cada individuo con características propias dependiendo de la programación genética, sin embargo las experiencias pasadas, la situación actual y las perspectivas del futuro pueden influir en ella, esta emoción provoca destructividad psicológica y física por lo que es importante aprender a contenerla, sin embargo expresarla puede en ocasiones alimentar la autoestima adecuada y logra que los demás respeten nuestros legítimos derechos, el infante y adolescente aún no tienen la madurez del cerebro ni han tenido suficiente entrenamiento para dominarla funcionalmente, esto es algo que padres y maestros deben tener en cuenta.
El odio es la manifestación prolongada de la ira, se produce más fácilmente en trastornos de la personalidad (neurosis) donde la inseguridad, sentimiento de inferioridad, ansiedad y tristeza son crónicas, en ellos la sensibilidad frente a la humillación es mayor por lo que viven a la ofensiva o defensiva, cuando existen agresiones reales (forma parte de las experiencias diarias) la ira permanece por tiempo exagerado, el odio es una emoción común en personas con tendencia a depender exageradamente de los demás, se frustran debido a que sus exigencias no son satisfechas, esperan demasiado para su edad y situación, el refrán popular que dice: cuando haces un favor es probable que lo olviden, no lo hagas y seguro lo recordarán, es una realidad en los que tienen demasiadas expectativas en los demás, estas personas difícilmente sienten agradecimiento o amor pero fácilmente llegan al odio.
El odio se puede definir como la ira crónica, sucede cuando una persona es agredida o humillada continuamente, por desgracia es una realidad individual, familiar y social, se den cuenta o no las personas involucradas, la relación entre esposos, padre e hijos, madre e hijos, entre hermanos, en la escuela y en la sociedad mal organizada y peor administrada donde actualmente vivimos, el odio es una emoción que se encuentra acompañándonos históricamente.
En la familia y sociedad están presentes situaciones de injusticia, ignorancia o falsas creencias, autoritarismo y agresividad encubierta o evidente causando un odio potencialmente destructivo, las tradiciones erróneas y la estructura de injusticia social producen el caldo de cultivo de la disfunción familiar y de delincuencia destructiva.
Países como Estados Unidos de América, la mayoría de los pueblos latinoamericanos y cualquier comunidad que sufra un bajo nivel cultural, injusticia o mala distribución de la riqueza, tiene elevados riesgos de alcoholismo drogadicción, desintegración familiar, egoísmo exagerado y agresividad destructiva, los pueblos que lograron abundancia de recursos y mejor distribución de ellos, estimulan la inteligencia, enseñan la verdad, repudian los prejuicios y mitos son los que alcanzan un nivel superior de humanidad permitiendo bajar la agresividad interpersonal y reducir los niveles de delincuencia, es claro que no es lo mismo un homicidio en Suiza o Alemania a que el que observamos en México Colombia o Estados Unidos de América.
Las emociones son el producto de la capacidad natural de nuestro cerebro, los estímulos y circunstancias del entorno nos llevan al amor o al odio, la estructura familiar y la dinámica de la sociedad modelan en gran medida lo que sentimos frente a la vida propia y la ajena.
El amor apoya la vida y la felicidad, el odio es destructivo y causa enormes sufrimientos, en el pasado y aún hoy la propaganda, los sermones, discursos de ética y oratoria política han logrado contener la frustración y el odio, sin embargo las emociones aumentan y el poder de la sugestión de la palabra disminuye, la realidad se impone, la destructividad y el odio pueden desabordarse, es urgente la reordenación de muchas cosas fundamentales en la vida humana para disminuir el peligro.