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PSIQUIATRÍA / EL HOMBRE PREPROGAMADO

Dr. Fernando Villa Hernández (Psiquiatra)

El ser humano está en la naturaleza y forma parte de ella, las capacidades, limitaciones y características de la especie han sido formados por millones de años de evolución biológica y desde hace más de 40 mil años como homo sapiens, al igual que otros seres vivos estamos programados para aumentar nuestras posibilidades de seguir vivos y permanecer como especie el mayor tiempo posible, en general a mayor simplicidad del organismo la programación genética determina con más intensidad la forma de relacionarse con el ambiente y la forma de sobrevivir, en los organismos más complicados el medio ambiente tiene más importancia en el resultado final ya que los estímulos o la carencia de ellos influyen en el grado y calidad del desarrollo potencialmente programado, la inteligencia humana tiene como base biológica la herencia pero el grado y calidad de los estímulos son de importancia fundamental para su desarrollo o limitación, el potencial emotivo está planeado como potencial pero el tipo e intensidad de las vivencias, la edad en que se tienen y la inteligencia influyen fuertemente en las características emocionales resultantes en cada persona, a mayor complejidad orgánica mayor es la dependencia con los padres y los demás individuos del grupo por la mayor fragilidad al nacimiento, al tiempo necesario para el aprendizaje maduración y desarrollo, una amiba tiene poco por aprender pero un chimpancé y especialmente el hombre depende intensamente del aprendizaje para su desarrollo, no cabe duda que el ser humano es arcilla con características individuales que es modelada por los estímulos psicológicos y culturales, sin embargo también existe la capacidad humana de modelarse a sí mismo a través del entendimiento y voluntad, y no ser arrastrado totalmente por el azar que determinó la cultura y el ambiente, si así fuera los individuos y la sociedad no tendríamos la opción del cambio.

El destino como fuerza absoluta y determinante no existe debido a los múltiples y cambiantes movimientos del entorno al azar, así como la capacidad humana para planear y decidir dentro de ciertos límites, sin embargo es claro que el hombre tiene una programación genética que participa importantemente en dicho destino que es parte del azar biológico y que determina, los rasgos raciales, las emociones e inteligencia.

La idea de que el hombre es un libro abierto y puede escribirse lo que se quiera para estructurar el perfil psicológico deseado es básicamente equivocada, existen capacidades para aprender determinadas cosas que dependen de las características de la especie y dentro de la misma especie diferencias no tan sutiles de capacidades y limitaciones en el aprendizaje.

Existen sin embargo programaciones biológicas comunes que se han logrado estudiar en niños con limitaciones perceptivas importantes como la carencia de la audición o visión, que limitan en forma extraordinaria el aprendizaje y puede observarse con más claridad las capacidades heredadas comunes a la especie, la sonrisa, la conducta protectora, las manifestaciones de ira, la búsqueda de protección o la reacción al peligro son universales aunque con elementos de particularidad respecto a su intensidad y manifestaciones, esto nos hace ver que cada individuo nace con determinada capacidad de aprender y la habilidad de hacer diferentes cosas mostrando así su particularidad humana, este conocimiento es indispensable para tener un trato personalizado y hacer programas de enseñaza realmente adecuados y eficientes, es indispensable para la ubicación laboral, recomendar actividades de recreación, dar consejos respecto a la mejor profesión o incluso para dar asesoría matrimonial, de esta forma se pueden aumentar las posibilidades de satisfacción y disminuir la frustración del fracaso o el dolor del éxito comparativamente bajo, el trato con los niños de esta manera puede ser estructurado en base al potencial del niño y la realidad externa para lograr el máximo acoplamiento evitando que las expectativas sean equivocadas provocando emociones de inseguridad, inferioridad e ira difíciles que quitar en el futuro ya que esto es una de las causas más comunes de sufrimiento e inadaptación en la vida adulta.

Sucede entonces que el destino del recién nacido está escrito como posibilidad con letras del ADN, la realidad en que se convertirá depende de múltiples factores desde la edad y nutrición de la madre, la posición de la placenta en el útero, tiempo de gestación, dificultades del parto, nutrición postnatal, educación, inteligencia y salud mental de los padres, cultura, religión, sistema socioeconómico, tipo de enseñanza, algunas programaciones genéticas son culturalmente mejor “calificadas” que otras, lo que provoca que imprudentemente etiqueten de virtudes o defectos algunas de estas manifestaciones.

Estos conocimientos han logrado cambios profundos en la manera de evaluar a las personas, al llamado antiguamente psicópata actualmente se llega a considerar una personalidad sana aunque diferente y con poca capacidad para establecer relaciones amorosas con los demás, las personas emocionalmente más intensas tampoco se consideran débiles y se pueden ver como individuos también por fuera del promedio (descartando neurosis o psicosis) pero sanas, ambos polos son extremos de una gama muy variable de manifestaciones emocionales.

El destino depende del azar de la biología, de la “suerte” de haber nacido en determinado lugar y cultura pero la voluntad y capacidad de pensar hacen que nosotros participemos en mayor o menor medida en el resultado final.

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