Las necesidades humanas son grandes potenciales que con frecuencia se desprecian o mal usan, una de ellas es la necesidad de sentirse parte de un grupo ya sea familiar, comunal, nacional y en el mejor de los casos de la humanidad.
La persona al nacer se siente integrado a la madre, al crecer se sabe parte de una familia de la que depende y de la que se debe sentir protegido y orgulloso, con la adolescencia expande su necesidad a grupos escolares, deportivos y a otros jóvenes con los que comparte gustos e intereses, con la cultura y desarrollo intelectual dentro de un marco emocional sano el sentido se expande al resto de la humanidad y a la naturaleza misma.
En la actualidad el conocimiento, inteligencia y la creatividad son enormes y están aumentando, la sensación de pertenencia se hace global, paradójicamente en la sociedad industrializada la tendencia a depender de la familia o proteger a otros es menor debido a que el éxito se basa en la competencia e individualismo, además la distancia de la muy limitada elite y el resto de la población es grande ya que las masas continúan viviendo en forma primitiva y con la disponibilidad a ser sugestionados por ideas irracionales.
La necesidad de pertenencia ha sido usada por organizaciones y empresas, favoreciendo la productividad permitiendo también el desarrollo personal, escogen como lideres a los más capaces y bien intencionados logrando mayor cohesión, bienestar y creatividad, esta tendencia está aumentando pero siguen siendo excepciones.
El impulso gregario es un potencial que se activa cuando un líder con carisma o un grupo lo estimula convenientemente, puede aparecer en forma constructiva o destructiva, los mejores y peores grupos pueden adquirir fuerza y poder, cuando el sentimiento de pertenencia es intenso se acompaña de fidelidad, orgullo, disposición a bajar intereses personales en aras del grupo pudiendo llegar al sacrificio, ejemplos son los grupos religiosos y políticos donde se observa con más intensidad a medida que se hacen más extremos, otro ejemplo que por desgracia es destructivo es el caso del llamado “Mara Salva Trucha” donde vemos la disminución de la individualidad a favor del grupo, los tatuajes, el lenguaje y la cultura primitivamente destructiva los une e identifica, este último es claro ejemplo del fracaso social para dar a sus miembros la satisfacción a su necesidad de pertenencia en forma constructiva.
Cuando en la familia no existe un liderazgo racional, el ambiente es de agresividad, ansiedad y tristeza o existe la presencia de miembros que debiendo despertar orgullo despiertan vergüenza los jóvenes no se integran a la familia buscando pertenencia en grupos externos no siempre constructivos.
En el trabajo dentro de países subdesarrollados como el nuestro que depende de transnacionales poco importa el bienestar de los trabajadores o su sensación de pertenencia, debido al alto grado de desempleo en algunas áreas incluso como política puede haber gran rotación de personal ya que está bajando la protección del Estado y existe presión para que los sindicatos disminuyan su fuerza o desaparezcan, los países que no acepten no recibirán inversiones ya que existen otros que por necesidad lo harán, algunas transnacionales sin embargo y debido a sus políticas de excelencia fomentan el bienestar en sus trabajadores logrando de esta forma que se identifiquen y se sientan parte de la empresa haciéndolos con ello más eficientes.
Como miembro de un país, cultura y raza puede una persona sentirse integrado y o vivir una dolorosa carencia de orgullo de pertenencia, la soledad íntima lo puede empujar a la paranoia (desconfianza) social base de grandes limitaciones y riesgos, la “corrupción” es una de sus más evidentes manifestaciones, la limitada capacidad para trabajar en equipo, sentimiento de inferioridad, ansiedad y depresión son las emociones frecuentes en esta situación, una opción es adoptar fantasías que le den dignidad por la sensación de pertenecer a algo.
Nuestra herencia Hispánica está llena de muchas fantasías inadecuadas de superioridad e inferioridad, sucede que personas de poca capacidad económica y limitado nivel cultural ponen con más frecuencia nombres extranjeros a sus hijos buscando la necesaria dignidad en otras razas y culturas ya que la propia no se la proporciona.
El origen indígena es contradictorio pues despierta conmiseración y aparente (sólo aparente) solidaridad, en el fondo vergüenza lo que es inimaginablemente doloroso y limitante.
La especie humana es única, las diferencias son superficiales en lo que se refiere a las capacidades esencialmente humanas, sin embargo la sugestión producto de la historia y el dominio cultural de algunas razas produce estos malignos espejismos que limita el sentimiento de dignidad indispensable para lograr un verdadero desarrollo humano.
En la Región Lagunera la sensación de orgullo por el triunfo de su equipo “Santos Laguna” es ejemplo de la necesidad de pertenencia, las emociones se generalizan y llegan a tener gran intensidad.
