La imagen que proyectan los líderes políticos en la actualidad con frecuencia es más cuidada, y recibe mayores atenciones, que sus ideas o proyectos. En un mundo mediático, el cómo se vea el señor presidente, cómo lo perciba su pueblo, resulta más importante que si sus políticas son sensatas, viables o simplemente necesarias.
De manera tal que los asesores de imagen se han vuelto personajes que suelen tener mayor influencia entre los poderosos, que aquellos que se quemaron las pestañas para sacar doctorados en Harvard y convertirse en los cerebros detrás del trono.
En ese sentido, el asesor de imagen de Vladimir Putin, si es que existe y quien quiera que sea, se merece un aumento de sueldo. Porque ha creado una personalidad pública que, sencillamente, le cae como anillo al dedo a un pueblo ruso ansioso de liderazgo fuerte.
En sus tiempos de presidente de Rusia, Putin se encargó de presentarle a su gente la imagen de un tipo fuerte, decidido, atlético y macho… sobre todo para contrastarla con la de su antecesor, el borrachín Boris Yeltsin, con su eterno andar tambaleante, lengua estropajosa y pésima salud.
Así, Putin fue retratado conduciendo un vehículo blindado. Con el torso desnudo haciendo ejercicios que serían extenuantes para el 90% de los hombres de su edad. E incluso, acechando rifle en mano en los bosques siberianos, a la caza ¡de tigres!
Lo que Putin está diciendo con todo ello es: “Pueden confiar en mí; soy un tipo duro y decidido”.
Y ciertamente eso ha calado bien y hondo entre el público ruso, que siente predilección por esa clase de gobernantes. Digo, si han aguantado a Catalina la Grande y a Stalin, cualquiera se acostumbra a la mala vida.
De hecho, de no haber existido un obstáculo constitucional, Putin podría haberse reelecto como presidente esta primavera; y con la mano en la cintura. Mejor puso a un monigote, y tomó el puesto de Primer Ministro. Y desde ahí sigue proyectando su personalidad de hombre-al-mando y tipo-de-cuidado.
Esta semana se dio a conocer un video en el que Putin (junto a personalidades mundiales del deporte) da lecciones de judo para principiantes. Efectivamente: lo que Jane Fonda fue para los ejercicios sobre alfombra, el nuevo zar de Todas las Rusias pretende serlo para el oriental deporte de los costalazos.
Y no se crean que nada más es pura pantalla: Putin es un viejo judoca cinta negra, que en sus años mozos fue campeón regional en San Petesburgo. Así que no está haciendo sino mostrar lo aprendido durante largos años.
Pero como que ya se pasó de rosca, ¿no? Digo, el tipo ha lidiado con decenas de millones de rusos enojados, reprimido la Oposición y aplastado a los chechenos. Okey, Vladimir, nos queda claro: eres un tipo duro. Ya no tienes que probar nada…
