Que difícil es o ha sido evaluar los efectos de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, tanto en su propia economía (aún no se conoce el fondo) como en la nuestra. Ni autoridades de aquel país, ni analistas, o economistas se han atrevido a decir en donde está el fondo de este problema. Y como todo, hay muchos pesimistas y optimistas en esta perspectiva y otros aprovechan las gangas u oportunidades tanto en el mercado de acciones como en el de dinero y divisas en el plano mundial fortaleciendo la especulación.
Para el caso nuestro considero muy oportuno comentar que desde hace un tiempo para acá las autoridades están realizando esfuerzos canalizados a que se aminoren los efectos en México una vez confirmada la recesión en el vecino país, si es que se confirma. Aun así no cabe duda por los indicadores actuales que la desaceleración es importante.
De cualquier manera, esta previsión es buena pues su efecto va directamente al corazón de la economía, ya que por ejemplo por un lado el programa de vivienda y de infraestructura que se anunció hace poco hace que la inversión que se destine tenga un efecto multiplicador en la actividad económica relativamente rápido.
Por otro lado de los diez puntos que también acaban de anunciar las autoridades, que no son otra cosa que aplicar una política fiscal flexible que coadyuvará a estimular la inversión, o cuando menos que permanezcan actividades de las pequeñas y medianas empresas de todos los sectores, evitando así crear mas desempleo y por el contrario puede que apoye al incremento del empleo con estos estímulos fiscales y de seguridad social.
Por el lado de las reformas, amén del ambiente político enrarecido prevaleciente hay optimismo que va a salir adelante, principalmente la energética cuya inversión que se prevé es fuerte por lo que seguramente tendrá también un efecto positivo importante para nuestro mercado interno.
Y también esta en los comentarios de muchos analistas que la política monetaria se flexibilizará para promover el crecimiento económico, esto es bajar las tasas interés lo cual implica incluso darle una revisada a la Constitución, pues la función del Banxico es implantar la política monetaria para defender el poder adquisitivo de la moneda y no propiamente para estimular el crecimiento económico. Pero en fin si se hace así en pro del crecimiento sería otro punto más a favor para amortiguar shock’s externos.
Entonces, hablando de los efectos de una posible recesión en Estados Unidos, éstos van directamente a “pegarle” al sector exportador que destina sus mercancías al vecino país. Así, de acuerdo a los últimos datos de la balanza de pagos de México, en 2007 el 82.55 por ciento de las exportaciones no petroleras van a Estados Unidos, mientras que el 17.45 por ciento van al resto del mundo ( en el 2000 la relación era 90.1 por ciento y 9.9 por ciento respectivamente. México empieza a diversificarse entonces hacia otros países, lo cual también lo reflejan los siguientes datos: las exportaciones dirigidas al vecino país crecieron 4.98 por ciento en 2007, y al resto del mundo lo hicieron en 30.26 por ciento.
Si el sector exportador representa una tercera parte del PIB, efectivamente si nos puede “pegar” si cae en recesión Estados Unidos pero no con esta proporción pues ni modo que de plano ya no nos compren nada. No es así en definitiva, ya que seguirán demandando los productos mexicanos. Y si vemos que los programas y actividades que mencioné líneas mas arriba promovidas por las autoridades traen un efecto positivo en la economía, luego entonces ¿cual de los dos efectos ganará por así decirlo o será más importante?
En este sentido, quizá un comentario que hace poco hizo el Sr. Cartens Secretario de Hacienda vale resaltar: Cuando le preguntaron que pensaba de los efectos de una recesión en Estados Unidos en la economía nacional durante el presente año, contestó, “ Tal vez nos dé solo un catarrito”, por lo que este señor sin duda le está apostando al apuntalamiento del mercado interno, y por ello el pronóstico que muchos sacan y coinciden que pese a todo la economía este año crecerá un tres por ciento Esperemos pues que no nos dé una “neumonía”, pues no nos la acabaríamos no obstante, considero que definitivamente no sucedará así. ¡Hasta la próxima!
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