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¿Qué está mal con Hillary?

Genaro Lozano

Nueva York.- La campaña de la senadora Hillary Clinton está en pleno hundimiento ante la sorprendente fortaleza que ha tomado el culto a Barack Obama. Hoy, la campaña de la senadora apuesta a ganar las primarias del 4 de marzo en Texas, Ohio, Vermont y Rhode Island, levantando así un muro de contención a su rival. Sin embargo, en los medios de comunicación, varios articulistas y conductores de noticias hablan del 4 de marzo como el “Álamo” de Clinton, augurando que ese día terminará su campaña presidencial.

¿Qué le está sucediendo a la otrora imparable campaña de Hillary Clinton? Apenas hace unos meses su campaña tenía la mayor cantidad de fondos. Apenas hace unos meses, las encuestas le daban ventajas de hasta dos dígitos frente a sus rivales. Apenas en enero pasado, su campaña era la favorita para ganar la elección y su estrategia electoral se enfocaba en tres poderosos mensajes: la experiencia de la senadora; el histórico hecho de elegir a una mujer; e, irónicamente, la mítica idea del “cambio”, tanto por sacar a los republicanos de la Casa Blanca, como por terminar con el “club de Toby” de la Presidencia.

La respuesta al actual fracaso de Hillary parece encontrarse en dos lados. En primer lugar, la falla está en el producto mismo, en la candidata. Mark Penn, el estratega electoral de la campaña de la senadora, lo ha tratado todo con ella. Si de la contienda en Iowa los votantes vieron a la senadora distante y deshumanizada, unos días después la campaña corrigió y hasta unas lágrimas soltó Hillary antes de New Hampshire, consiguiendo una apretada victoria en este estado.

Sin embargo, el problema con Hillary es que ha demostrado ser aún una figura polarizante y, pese a que no lo parezca en ocasiones, su problema radica en que es mujer. Con ella no parece haber puntos medios. A diferencia de un candidato masculino, si ella se muestra dura está mal, porque “una mujer así es de desconfiar”, escribían algunos lectores del Washington Post hace unas semanas. Pero si la candidata llora está peor, “porque si llora ante una pérdida electoral, qué pasaría si fuera Comandanta en Jefa ante un conflicto bélico”, se preguntaba un lector del New York Times. A ella le cuestionan su ambición, pero a Obama se la celebran. Precisamente el articulista Stanley Fish realizó un ejercicio en su blog del New York Times con una recopilación de las opiniones de más de 800 lectores que demostraban esa ambivalencia y en ocasiones franca misoginia en torno a la senadora Clinton.

La segunda razón del aparente fracaso de Clinton radica no tanto en qué está mal con ella, sino en qué está bien con su rival. Sin duda, Barack Obama se ha convertido en un candidato impecable. Su estrategia electoral ha sido simple y poderosa. Si ella empezó con la idea del “cambio”, él le agregó la noción de confianza bajo el lema “Cambio en el que podemos creer”. Si ella empezó resaltando lo histórica que es su campaña por ser mujer, él la opacó con lo histórica que es la suya por ser afroamericano en un país que ha ignorado o maltratado a esta minoría por siglos. Si ella se presenta con un mensaje de que es la única que puede derrotar a los republicanos en noviembre, él se presenta con el contramensaje de que él es el único que puede unir a republicanos y a demócratas en la elección de noviembre. Si a los discursos de ella le sobran datos y sustancia, los de él destacan por ser vacíos de contenido, pero llenos de espíritu.

Obama está creando un verdadero movimiento social, un verdadero culto personal. A veces me espanta el éxtasis casi religioso de los seguidores del senador afroamericano. En cualquier discusión sobre la experiencia política de Obama, sus seguidores sólo logran defenderlo por su persona, como recientemente le pasó a Kirk Watson, un congresista de Texas, quien no pudo nombrar un solo logro legislativo de Obama durante una entrevista en vivo en cadena nacional. La fiebre por Obama se parece a la fiebre por Vicente Fox y el “cambio” en México en 2000 y Estados Unidos parece estar demostrando que no está listo para una mujer presidenta todavía.

Politólogo e Internacionalista

Comentarios: genarolozano@gmail.com

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