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¿Qué le depara el destino a la base de Guantánamo?

El principal argumento del Gobierno de George W. Bush para retener a los sospechosos en la cárcel
de Guantánamo, Cuba, sin enjuiciarlos, perdió validez cuando la Corte Suprema dispuso el 12 de junio que esos presos tienen ciertos derechos legales. Tanto John McCain como Barack Obama, uno de los cuales sucederá a Bush a principios de 2009, han pedido el cierre del centro de detención. (AP)

El principal argumento del Gobierno de George W. Bush para retener a los sospechosos en la cárcel de Guantánamo, Cuba, sin enjuiciarlos, perdió validez cuando la Corte Suprema dispuso el 12 de junio que esos presos tienen ciertos derechos legales. Tanto John McCain como Barack Obama, uno de los cuales sucederá a Bush a principios de 2009, han pedido el cierre del centro de detención. (AP)

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En mayo se completó una modesta remodelación de 12 millones de dólares, luego de que se rechazase una propuesta de aplicar 100 millones de dólares. Esto constituyó un indicio de que el Pentágono desea deshacerse de este criticado centro de detención.

Este era un sitio olvidado antes de que Estados Unidos decidiese albergar allí a sospechosos de terrorismo luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Y pronto podría volver a serlo.

Es evidente que los días de este centro de detención están contados. El principal argumento del Gobierno de George W. Bush para retener a los sospechosos aquí, sin enjuiciarlos, perdió validez cuando la Corte Suprema dispuso el 12 de junio que esos presos tienen ciertos derechos legales. Tanto John McCain como Barack Obama, uno de los cuales sucederá a Bush a principios de 2009, han pedido el cierre del centro de detención.

El próximo presidente tendrá que ver qué hace con los aproximadamente 270 presos que quedan en la base.

“Es fácil decir ‘cerremos Guantánamo’. Pero la realidad es que hay allí gente bien peligrosa que debemos mantener en algún lugar”, expresó el contralmirante Mark Buzby que entregó la jefatura de la base el mes pasado.

McCain, el candidato republicano a la Presidencia, dijo que trasladaría a los reos a la prisión militar de Fort Leavenworth, en Kansas. Encontrar alojamiento para ellos allí podría no resultar fácil, ya que esa prisión tiene capacidad para 515 presos y hoy alberga a 400.

McCain quiere que los presos sean juzgados por comisiones militares, como se denomina a los tribunales para juzgar crímenes de guerra creados en 2006. Hasta ahora 19 reos han sido encausados en esos tribunales.

Obama, el candidato demócrata, dijo que cerraría el centro de detención de Guantánamo y trasladaría a los reos a prisiones civiles y militares de Estados Unidos, incluida la de Leavenworth, según su portavoz Reid Cherlin. Obama desea que los presos sean juzgados en tribunales ordinarios o en cortes marciales militares.

DE ALTA PELIGROSIDAD

El Pentágono planea juzgar a unos 80 reos en las comisiones militares y dice que hay unos 130 que son demasiado peligrosos como para dejarlos ir, a quienes no someterá a juicio. Se planea sacar a unos 60 de Guantánamo, pero no está claro adónde irán ya que sus gobiernos o no quieren recibirlos, podría torturarlos o incluso podría dejarlos en libertad, creando un nuevo riesgo para Estados Unidos.

El secretario de Defensa Robert Gates dijo hace poco que quiere cerrar la prisión de Guantánamo, pero que “hay varios problemas” que complican ese objetivo.

Cualquier condena de un tribunal civil tendrá más posibilidades de resistir cuestionamientos legales, según David Glazier, profesor asociado de la Facultad de Leyes Loyola en Los Ángeles. Otra posibilidad sería seguir procesos civiles o militares normales, pero sin revelar fuentes y métodos que los servicios de Inteligencia consideren deben permanecer secretos.

Poco antes de ser designado secretario de Justicia el año pasado, Michael Mukasey dijo en un artículo de opinión que los tribunales que juzgan asuntos de seguridad nacional merecen “un cuidadoso escrutinio del público y, particularmente, del Congreso”. Propuso asimismo que a los sospechosos de terrorismo se les apliquen las normas que permiten mantener encerrados involuntariamente a los dementes.

La Corte Suprema le reconoció a todos los reos el derecho a solicitar a jueces federales la libertad inmediata. En un caso separado, un tribunal de apelaciones dictaminó que un detenido no era un enemigo de combate y ordenó a los militares que lo liberasen, lo transfiriesen o le iniciasen a la brevedad un nuevo proceso legal.

En mayo se completó una modesta remodelación de 12 millones de dólares, luego de que Gates rechazase una propuesta que contemplaba un gasto de 100 millones de dólares. Esto constituyó un indicio de que el Pentágono desea deshacerse de este centro de detención, que ha sido muy criticado en todo el mundo.

“Estamos tratando de reducir la población (carcelaria) de Guantánamo”, afirmó un portavoz del Pentágono, el comandante naval Jeffrey Gordon. “No queremos ser los carceleros del mundo”.

GENTE INOCENTE

Abogados de los reos dicen que hay que cerrar el centro de detención y que los juicios por crímenes de guerra son injustos porque admiten evidencias conseguidas mediante interrogatorios inaceptables, que pueden haber incluido ahogamientos simulados, al tiempo que aceptan rumores como evidencia. Aseguran que entre los presos hay mucha gente inocente, que fue entregada a las fuerzas estadounidenses a cambio de una recompensa.

“El presidente Bush, nuestro comandante en jefe, tal vez involuntariamente, tal vez no, nos encaminó por una senda peligrosa, una pendiente que se hizo pronunciada, con una breve escala en un mundo maquiavélico en el que el fin justifica los medios, para luego sumergirnos en un infierno sombrío de atrocidades y crueldad, de torturas, en el que todo se vale”, declaró un abogado de la fuerza aérea, el mayor David Frakt en un tribunal militar a mediados de junio.

Frakt representa a un afgano que según archivos penales fue privado del sueño luego de que intentó suicidarse.

Los presos fueron encerrados inicialmente en jaulas y después en contenedores, en barracones junto a un patio polvoriento y finalmente en celdas de máxima seguridad similares a las de otras prisiones estadounidenses.

La base de Guantánamo, de la que Estados Unidos se apropió durante la guerra con España a fines del siglo 19, vivió muchos periodos de expansión, seguidos por otros de olvido. A comienzos de la década de 1990, albergó decenas de miles de balseros haitianos.

Jimmy Carter, quien cuestiona duramente la detención indefinida de cientos de personas, dijo en un correo electrónico que “luego de ser vaciada (de presos), la instalación debería ser cerrada para siempre, o convertida en un museo en el que la gente pueda estudiar la importancia de respetar la Convención de Ginebra y otros tratados sobre derechos humanos”.

Descarta EU retirarse de Guantánamo

Pase lo que pase con el centro de detención de sospechosos de terrorismo, una cosa es segura: la base de la Armada estadounidense en Guantánamo seguirá por mucho tiempo, lo mismo que, seguramente, el local de McDonald’s, el de Taco Bell y el campo de golf.

“No nos vamos a ninguna parte”, declaró el capitán de fragata Jeffrey M. Johnston, quien se irrita cuando la gente dice que el cierre del centro de detención implica la desaparición de la base de 116 kilómetros cuadrados.

Estados Unidos tiene esta base desde mucho antes que comenzasen a llegar los primeros sospechosos de terrorismo en enero de 2002. Los infantes de Marina estadounidenses tomaron la base en 1898, durante la guerra con España, y nunca la dejaron.

En la terminal del aeropuerto, recientemente remodelada, cuelgan fotos que muestran momentos importantes en la historia de la base, como cuando albergó a decenas de miles de balseros haitianos, muchos de los cuales permanecieron en tiendas instaladas en el campo de golf, en la década de 1990, o cuando se interrumpió el suministro de agua durante la Guerra Fría y se trajo una planta desalinizadora.

La base, que tiene un puerto de aguas profundas y una ubicación estratégica en el Pasaje de Barlovento, apoya ahora operaciones contra al tráfico de drogas y la inmigración ilegal.

Estados Unidos paga a Cuba 4 mil 85 dólares anuales por el alquiler de la base, según un acuerdo firmado en 1903.

Johnston dice que los estadounidenses son un inquilino ideal.

“No molestamos al propietario. No nos quejamos cuando algo no funciona. Pagamos nuestro alquiler a tiempo”, expresó Johnston.

El Gobierno cubano no está de acuerdo. Dice que la prisión militar es un “campo de torturas y exige la devolución de la base. En un portal de Internet, el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano pide el “retiro incondicional” de las fuerzas estadounidenses. Agrega que, en lugar de usar la fuerza, Cuba esperará pacientemente que se haga justicia, tarde o temprano.

Cuba no cobra los cheques por el alquiler, pero tampoco puede desalojar a los estadounidenses porque el tratado en que se les concede la base sigue en vigor y puede ser anulado sólo con la anuencia de las dos partes o si Estados Unidos se retira por cuenta propia.

Algunos barrios de la base parecen réplicas de los suburbios estadounidenses de la década de 1950. El centro de detención y las torres de vigilancia no se ven pues están del otro lado de unas colinas. Casi no hay delincuencia.

“Es como un pueblo de la época de (el presidente Dwight) Eisenhower: uno deja la puerta abierta e incluso tiene al enemigo comunista que lo mira fijo”, manifestó Johnston.

El acuerdo con Cuba dispone que no puede haber iniciativas comerciales en Guantánamo, y daría la impresión de que la presencia de negocios de cadenas grandes de comidas rápidas viola esa norma. Pero el capitán de corbeta Brendan Burke, a cargo de asuntos legales, afirma que ello no es así ya que la misma Armada opera esos negocios y “ningún ciudadano privado se está haciendo rico”.

En el último año abrieron un Taco Bell y un pub irlandés. También hay un Subway.

Desde 2001, la población de la base se triplicó y llega ahora a siete mil 500 personas. Mermará, sin duda, si cierran el centro de detención.

El comandante de la base, capitán Mark Leary, dijo que se ha considerado “en una forma muy, muy preliminar” llevar a otro sitio las fuerzas de despliegue rápido apostadas actualmente en Guantánamo. Pero indicó que, incluso si se derrumbase el sistema comunista en Cuba, a la Armada probablemente le interesaría permanecer allí.

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